Ser de izquierdas es, como ser de derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de la hemiplejia moral…
José Ortega y Gasset
EL SINDROME DE BURNOUT Y LA HEMIPLEJIA MORAL
CASTILLO DE NAIPES: En su ocaso personal y politico, por un cáncer terminal, que acabó carcomiéndole por sus excesos biliosos y perversos, Hugo Chávez se desfogaba y desgañitaba, en su frenesí locuaz de palabrería insulsa, gritando: ¡AL CARAJO! Desde entonces, hasta hoy en día, que no escuchaba a un mandatario usar esta expresión que encierra odio, enojo y una gran desesperación, síntoma inequívoco del SINDROME DE BURNOUT y de otras señales que recuerdo haber leído a fines del 2018, en el Bestseller mundial de Mark Manson, EL SUTIL ARTE DE QUE TE IMPORTE UN CARAJO.
Cuando las personas -en su mayoría- aspiran a conseguir que las cosas les importen un carajo, asumen que deben adoptar una especie de serena indiferencia hacia todo, una calma que les ayudará a capotear las tormentas. Anhelan ser alguien que no se agita por nada y no cede ante nadie.
Existe un nombre para esa clase de gente que no encuentra emoción ni significado en nada: sociópata.
Lo anterior lo trenzo con el SÍNDROME DE BURNOUT, en su definición más aceptada que es la un estrés emocional crónico con estos rasgos principales: un agotamiento físico y/o psicológico, una actitud fría y despersonalizada en la relación hacia los demás y un sentimiento de inadecuación a las tareas que ha de realizar. En términos llanos, se trata de estar “quemado” o de un agotamiento estructural al sentirse rebasado.
El anglicismo “burnout”, hace referencia a una disfunción psicológica que parece suceder de forma común, entre los políticos, por su propia actividad, en donde la mayoría de las veces, ocurre por el desgaste de trato con la gente. Es la consecuencia de altos niveles de tensión en el trabajo, frustración personal e inadecuadas actitudes de enfrentamiento a las situaciones conflictivas, lo que deriva en una pérdida de credibilidad, alimentando la incertidumbre social.
TOMANDO CARTAS EN EL ASUNTO: El muy lamentable y desafortunado accidente en el Metro, desenmascaró una vez más a quienes no reconocen las dificultades estructurales, se la pasan culpando a otros y persisten en seguir creando falsas esperanzas. Lo que han querido vender como una transformación, esta acabando en un proceso carente de seriedad, amorfo, absurdo, incongruente, socialmente insensible y alejado de toda ética.
La velocidad de transformación de un populista, es inversamente proporcional a la velocidad en que pronuncia sus palabras. Su inconsciencia los lleva de la fama a la infamia, de embaucador de ilusos a enterrador de los pobres. A transitar rápidamente de un ¡Ya chole! A un ¡Al carajo!
Vivimos tiempos de gran incertidumbre y pobreza ética e intelectual. La mediocridad del Gobierno y de su dirigencia política, así como de sus acciones, nos golpea permanentemente, a diario, a toda hora. Ha colonizado total y absolutamente nuestra vida cotidiana y nuestro espacio privado. Campea la vulgaridad por doquier, en las alocuciones públicas, en las declaraciones, en los análisis, en los programas de opinión.
Vemos por un lado, a quiénes sufren del Síndrome de Burnout y por el otro a quienes les aqueja la Hemiplejia Moral, que mezclados en una coctelera, resulta un brebaje dañino a nuestra República. Es por ello que ahora, como hace un siglo, las enseñanzas de Ortega y Gasset deben refrescarse y tenerlas muy presente en estos tiempos de crisis, de reagrupamiento en la masa, deificación del líder en turno, de acallar las discrepancias y repetir consignas políticas sin haberlas procesado y reflexionado debidamente. Tiempos aciagos de ataques a la libertad de expresión, un día sí y el otro también.
Con este neologismo, Ortega critica a las personas que, autodeterminándose dentro de la derecha o la izquierda, políticamente hablando, son incapaces de pensar por sí mismas de una manera libre. Para el filósofo español, son iguales a las personas que padecen la parálisis motora en la mitad de su cuerpo, conocida por hemiplejia. Y ya no sólo como una limitación del pensamiento, sino visto desde una perspectiva de la filosofía. El hombre, asegura Ortega, no debe centrar la visión de su vida o de sus actos desde la óptica de la política, sino desde la filosofía, desde su propia filosofía, aprendida en libertad, que es donde residen los verdaderos conocimientos del pensamiento humano.
PONIENDO LAS CARTAS SOBRE LA MESA: Algunas preguntas para las charlas de café:¿En qué lado de la historia de México vas a alinearte en las próximas elecciones? ¿En los que quieren un amo o en los que quieren un mandatario?¿En qué tipo de sociedad mexicana queremos vivir? ¿En la mentira, el cinismo y a capricho de un sólo hombre? O ¿En una sociedad libre, en un ambiente de verdad y sabiduría con contrapesos que eviten el poder absoluto y se respeten nuestras leyes?
AS BAJO LA MANGA: En estos tiempos de austeridad intelectual y de hemiplejia moral, les recomiendo la lectura de este libro de Lorenzo Córdoba y Ernesto Nuñez: LA DEMOCRACIA NO SE CONSTRUYÓ EN UN DÍA, que inicia recordándonos esta frase de Ortega y Gasset: La salud de las democracias, cualquiera que sean su tipo y su grado, depende de un mísero detalle técnico: el procedimiento electoral. Todo lo demás es secundario.
BARAJEANDO: Leído en twitter: En una democracia se pierden elecciones, pero en éstas elecciones se puede perder la democracia.
