Par de Ases: “México para Chile y Chile para México”, así cabeceaba uno de los diarios de mayor circulación nacional, una de sus ediciones al iniciar la década de los setentas en nuestro país, entonces gobernado por un populista, Luis Echeverría Álvarez. Dos países que encabezan la tabla de los paradigmas latinoamericanos, con más vasos comunicantes de los que el común de la gente pudiera imaginar. Desde hace tres años, al darse a conocer los resultados de la encuesta “Auditoría a la Democracia” donde se advertía “un problema de carácter estructural”; el Programa de la ONU para el Desarrollo (PNUD), enfatizaba “el descontento de la ciudadanía con el funcionamiento del sistema político y sus instituciones ha sido paulatino más que repentino”. En Chile crece cada vez más el porcentaje de quienes no se identifican con ningún partido político, superando el 80%; en México se podría dar una circunstancia similar.
Nuestra “Democracia adolescente” transita entre el frenesí del libertinaje caprichudo y la nostalgia de un pasado al que no desea volver, pero que da muestras de estar haciendo justo lo necesario para revivirlo, arrastrado por los “vientos bolivarianos”, que, de tormenta tropical, amenazan con transformarse en un tsunami que pulverice todo a su paso.
Tal parece que sabemos qué no queremos, pero tampoco qué sí queremos, y ese dilema se torna peligroso al tener un “pirómano” y no un “bombero” que sofoque los ánimos de una sociedad cada día más polarizada, más confundida y más expectante. La incertidumbre aviva la lumbre de la hoguera en que se han convertido las redes sociales.
A la gente le molesta que sus representantes en la arena política, se enfrasquen en discusiones pequeñas o “quijotescas”, dejando a un lado lo fundamental. ¿Hasta cuándo brotará la magia de la resiliencia que articule los esfuerzos de los mexicanos ilustrados por encima del incienso seductor que atolondra y paraliza?
Jugando con las cartas boca arriba: Entre el “Medievalismo” y la Mediocridad; entre que nuestros gobernantes escuchan “el canto de las sirenas” o “el croar de las ranas” y no les interesa afinar sus oídos para sucumbir ante las notas deliciosas y reconfortantes del “sentido común”; a los pobres les recetan “slogans” y palabrería estúpida, pero no la palabra viva.
Dejemos ese periodo de romanticismo y de rencores aviesos e incendiarios, para escuchar el llamado que nos lleve a levantarnos y actuar en contra del “masiosare” enemigo, que no es otro, que el “populismo” seductor y cortoplacista. Nunca será lo mismo “Un golpe de Estado” que dirigir a “Un Estado al golpe” o como decimos los mexicanos: “Al chilazo”.
El Señor López, siempre humanista y amoroso, ha sido “tocado” en su “banda de flotación” por misiles disparados desde su espejo llamado obrador. Pero él, no sufre ni se acongoja, sabedor que su proximidad a su “fanaticada” le permite alejarse de la realidad de una sociedad apanicada. La visibilidad ingenua resulta engañosa y el que mira sin interpretar no se entera de nada.
Urgen líderes modernos, capaces de analizar y evaluar críticas, fundamentándose en métodos cuantitativos y hechos, en lugar de hacerlo en sus ambiciones políticas personales o en sus creencias religiosas. Impulsemos la verdad en los hechos y para ello se requiere: honestidad en el comportamiento; honestidad en las palabras y honestidad en la acción.
Sentándose a la mesa: Argentina para México… ¿México para Argentina? Resulta por demás interesante, que el recién instalado Presidente de Argentina, Alberto Fernández, realice su primera gira al extranjero al país azteca para impulsar la agenda progresista en América Latina, a partir de una alianza estratégica que espera concretar con el Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Bienvenido el grupo Puebla, cuyo objetivo es fortalecer en la región a las fuerzas de izquierda, en estos momentos en que, en nuestro país, se observa a un buque de izquierda que requiere una revisión de sus instrumentos de navegación y de afinar la brújula que lo lleve a buen puerto.
(Foto: Redes)
