“ROSTROS ITINERANTES”
NOVELA ACREEDORA A LA BECA FOCAEM 2012
(Inspirada en la vida y obra del pintor Felipe Santiago Gutiérrez)
DE DELFINA CAREAGA
PRÓLOGO
Rostros itinerantes, dentro de la maraña de formas y contenidos, de lenguajes y estructuras de las novelas actuales, resulta por demás un relato de lo más auténtico, de lo más “limpio”: una historia lineal que ocurre en el siglo XIX con un dejo de aquella literatura, soslayando diestramente la ideología decimonónica en diálogos que certifican aquellos tiempos. No hay trampa, ni efectos especiales. Es claro que la autora lo escribió así con toda intención. De tal suerte que su libro se lee fácil, sabrosamente porque sobre todo está bien escrito, creando su propio mundo narrativo con una fuerte carga connotativa; además, muestra mundos en los que las cosas no suceden de forma aislada, sino que hay historias que transcurren paralelamente o se interrelacionan; cuenta con múltiples personajes cuyas características han sido desgranadas detalladamente por lo que la narración de los acontecimientos comparte relevancia con los parlamentos. Así, alcanza el equilibro para su sencilla fluidez, además de contener significados profundos alejándose de los mitos baladíes que sólo deslumbran por un momento. Es una narrativa diáfana y definitivamente estética. De este modo, el lector podrá gozarla sin dejar de percibir lo trascendente.
El personaje central es un pintor mexiquense, un pintor que encarna a un artista verdadero: Felipe Santiago Gutiérrez. Pero no es una biografía. En la vida personal de Gutiérrez existen huecos insalvables de desmemoria. Por ello, Delfina Careaga no quiso cometer errores e inventó un nombre y un argumento ficticios para el artista inspirándose en lo que de él se sabe, y completar su historia apegándose cuidadosamente a su personalidad reflejada en sus obras, algunos de sus rasgos íntimos, y eso sí, puntualmente, en toda su trayectoria profesional. De esta manera, Careaga consignó los hechos constatables de Gutiérrez. Lo demás pudo haber sucedido así, o no, aunque en cualquiera de los casos no desfigura ni un ápice el perfil del pintor.
Héctor Morales Saviñón (QEPD)