Aranxa Solleiro
“El decisivo desplazamiento hacia formas industriales de producción conlleva una mayor capacidad de transformación y genera, al mismo tiempo, una mayor cantidad de residuos de origen animal, los cuales, si se manejan incorrectamente, pueden provocar la contaminación de las aguas.”
- Departamento de Agricultura y Protección del Consumidor Producción y Sanidad Animal de la FAO.
De acuerdo a la organización americana “Water Foot Print”, se gasta 15 mil 415 litros por kilogramo de carne de bovino, 8 mil 763 de carne de oveja y cabra, 5 mil 98 de carne de cerdo y 4 mil 325 de carne de pollo, siendo éstas las de mayor consumo en la sociedad. En comparación con la producción de legumbres, cereales, frutas y verduras, donde por todas, se ubican debajo de la producción de proteína animal, especialmente las verduras, en las cuales solo se hacen uso de 322 litros.
Uno de las alternativas para reducir la huella ecológica en la sociedad, se ha basado en el limitar el consumo de carne, particularmente porque no sólo los humanos son victimas de las repercusiones en el ambiente y la producción de carne, sino propiamente los animales, los cuales presentan daños severos durante su crecimiento y encierro en los mataderos. Problemáticas de sobrepoblación en granjas sin facilidad de extender sus extremidades o dormir adecuadamente, son solo ejemplo del maltrato que experimentan.
Existen investigaciones en las que se muestra a especies golpeadas, abusadas sexualmente, siendo forzadas eventualmente, a ingresar al matadero. Ejemplos de tortura pueden visualizarse en documentales y largometrajes como: Blackfish (2013), Paredes de Cristal (2013), Okja (2017), Seaspiracy (2021) y En pocas palabras (2018). No obstante, las imágenes que puedan ser visualizadas en dichos trabajos videográficos, se percibe mínima atención al daño que puede causar en el cambio climático y en la salud de consumidores.
Dentro de enfermedades desarrolladas por consumo de proteína animal, se enlistan: enfermedades cardiovasculares, aumento de colesterol, gota y tipos de cáncer, asociándolo con aumento en tasas de mortalidad, como si el daño causado por el Sars-CoV-2 en el presente, no fuese suficiente.
Para enfatizar en los efectos alarmantes derivado de la ingesta de carne, Green Peace señala en uno de sus estudios que, al menos un 30 % de las personas que trabajan en granjas industriales, padecen asma y bronquitis, endureciendo el riesgo si contraen el virus Covid-19.
Ante lo anterior, la OMS, urge a una alimentación que contemple mayor consumo de alimentos de origen vegetal, como lo son: frutas, verduras, legumbres, frutos secos y cereales integrales, contribuyendo una mejor salud y una aportación a la preservación del medio ambiente, especialmente a la calidad del agua y aire, los recursos a los cuales arriban fertilizantes, gases y partículas tóxicas por la producción.
(Foto: Aranxa Solleiro)
Referencias:
Departamento de Agricultura y Protección del Consumidor Producción y Sanidad Animal de la FAO: http://www.fao.org/ag/againfo/themes/es/meat/production.html
Water Footprint: https://waterfootprint.org/en/water-footprint/product-water-footprint/water-footprint-crop-and-animal-products/
Green Peace, 10 datos preocupantes sobre los efectos de la carne en nuestra salud: https://es-greenpeace.org/es/noticias/10-datos-preocupantes-sobre-los-efectos-de-la-carne-en-nuestra-salud/
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