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Oquetza, camino a la raíz 17

Carla Valdespino Vargas

Tollocan III: Los pueblos

Toluca se encuentra a 2, 660msnm, eso la convierte en la ciudad-capital más alta de la República mexicana, pero ¿en realidad es una ciudad? En primera, debemos aclarar que es uno de los municipios más grandes del EdoMex y que, junto con Metepec, Zinacantepec, Lerma y San Mateo Atenco, forma parte del mal llamado Valle de Toluca y digo mal llamado porque, según me explicó un amigo geógrafo, en realidad es una cuenca, ya que estamos rodeados por un conjunto de serranía, que pertenece al eje Neovolcánico mexicano que va desde Nayarit y se extiende hasta el Golfo de México hasta el Pico de Orizaba. Pertenece a todo ese conjunto montañoso también conocido como eje Transmexicano. Es un conjunto de serranías que van configurando el relieve mexicano. El Eje Neovolcánico tiene muchas bondades de manera ambiental que corresponden a captación de agua y una amplia diversidad de especies; justamente, el Volcán Xinantecatl pertenece a este eje. Y bueno, por eso somos una cuenca y no un valle. 

Mas regresemos a la pregunta inicial, ¿Toluca es una ciudad? La idea que tenemos de ciudad en realidad es muy pequeña, de las 47 delegaciones que conforman el municipio, aproximadamente 10 corresponden a lo urbano, el resto puede considerado semirrural o rural. Esto nos lleva a declarar que Toluca está constituida por pueblos, sí, como lo escucharon-leyeron bien, pueblos. Muchos de ellos luchando contra la mancha urbana y las grandes industrias.

Si nos dirigimos a San Felipe Tlamimilopan, podremos ver una que otra milpa por ahí, cuando llegamos al centro, nos encontramos con sus calles empedradas y las casas pintadas de blanco con la típica franja roja, así como su pintoresca pulquería “El Farol”. Si nuestros pasos nos llevan a Santa Tlapaltitlán, también es posible mirar algunos sembradíos sobreviviendo, lo mismo sucede con otros pueblos como Calixtlahuaca, Tecaxic, San Mateo Oxtotitlán, Cacalomacán (últimamente invadido por grandes fraccionamientos de lujo), Capultitlán, San Antonio Buenavista, San Buenaventura, entre otros.  

En la parte norte, tenemos a los pueblos más lejanos de la ciudad, Tlachaloya y San Cayetano Morelos; mientras que, también en el norte, pero no tan lejano, están San Pablo Autopan, San Andrés Cuexcontitlán, San Cristóbal Huichochitlán y San Mateo Otzacatipan, que forman parte de la periferia de esa pequeña Francia, como fue conocida Toluca en el siglo XIX. Estos cuatro pueblos poseen una característica especial que no debe ser olvidada y que, desde mi perspectiva, tendría que ser el anclaje para recuperar la identidad indígena de esta región. Son pueblos pertenecientes a la nación hñahñu (otomí), muchos de sus habitantes aún conservan el idioma; se dedican al comercio; al trabajo de la construcción o son obreros de las industrias que se comen los sembradíos. 

Son pueblos que han estado en lucha constante por preservar su identidad y sus derechos, para ello han tenido que resignificarse. Si entre los mazahuas nos referimos a los mazahuacholoskatopunk; entre los hñahñu de Toluca, estaríamos hablando de los anarcopunk, o como fueron conocidos en los años 90, los libertarios, quizá ahora solo queden algunos recuerdos de las tocadas de punk, las marchas del 2 de octubre donde ondeaban las banderas libertarias o las bombas molotov en los cajeros automáticos de la ciudad, una de las protestas más emblemáticas contra el capitalismo. Hoy sigue luchando el “Kantón libertario” ese pequeño y fuerte espacio cultural que se encuentra en San Andrés Cuexcontitlán y las pintas de “Resistencia Otomí”.

Que esta gran Tollocan no olvide sus raíces indígenas.

Foto: Carla Valdespino Vargas

Espacio de reflexión decolonial sobre el mundo mesoamericano y

las naciones indígenas del siglo XXI

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Nacional
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