Eric Rosas
Cambios urgentes
Estamos a unos días de que den inicio las campañas para la elección de quien ocupará la gubernatura del Estado de México para el periodo 2023-2029 y, luego del retiro del único contendiente varón, ya es un hecho que habremos de tener a la primera gobernadora de ésta, que es la entidad más poblada del país y, en muchos ámbitos, la más importante. Éste, que resulta ser el más obvio de muchos cambios urgentes en las prácticas habituales de gobierno de la entidad mexiquense, habrá de acompañarse con otros de mucha mayor profundidad e impacto para el futuro de las jóvenes generaciones; algunas de las que en junio votarán por primera vez.
Uno de estos aspectos en los que el sexenio venidero tendrá que cambiar en forma y fondo es el apoyo a la ciencia y la tecnología, y al fomento de la innovación como el fundamento de la política económica de la segunda entidad con mayor aporte al Producto Interno Bruto (PIB) de México —con el 9 % del PIB nacional. El proyecto de gobierno que presenten ambas contendientes tendrá, necesariamente, que abrazar decididamente a la ciencia y la tecnología para que el Estado de México pueda establecerse pronto como una economía del conocimiento, en la que el talento y la creatividad de sus jóvenes sea la base del crecimiento y desarrollo.
Sin embargo, hasta el momento no parece que los equipos de campaña de ninguna de las dos aspirantes hayan considerado importante este aspecto. No se ha sabido de aproximaciones con la comunidad académica de la entidad para delinear los apartados de ciencia y tecnología de sus propuestas de gobierno y, si acaso lo han realizado, éstos habrán sido sin la apertura e inclusión plena que demandan los nuevos tiempos. En el caso del fomento a la innovación, la situación es similar.
La buena noticia es que aún hay tiempo para que se corrija el camino y que, en los meses de abril y mayo por venir, habrá oportunidad para que las candidatas muestren sus sinceras intenciones por abandonar las prácticas tradicionales, en las que los planes de gobierno se elaboran por agencias de asesoramiento que poco conocen de la realidad de la entidad y luego sólo se simula su validación con foros organizados a posteriori. Para cambiar dichas costumbres, habría que aproximarse a las instituciones de educación superior (IES) públicas y privadas de la entidad; así como a los centros públicos de investigación y a los de investigación y desarrollo privados, para conocer de primera mano las necesidades de estos sectores.
Sólo de esta manera será posible el identificar las fortalezas que ofrece, las oportunidades que tiene, y los retos que enfrenta el Estado de México en materia de la vinculación del ámbito académico con el sector productivo. Únicamente de esta manera es como la futura administración podrá diseñar políticas públicas efectivas para aprovechar el conocimiento que se genera en las IES a fin de transferirlo de manera efectiva hacia la planta industrial, de forma que dé lugar a nuevas empresas de las que surja la riqueza y el bienestar para los mexiquenses.
De seguir como hasta ahora, el Estado de México podría perder pronto muchas de las ventajas competitivas que aún mantiene frente a otras entidades que desde hace años vienen apostándole al desarrollo tecnológico, y han logrado transformar sus economías y elevado el nivel de bienestar de sus sociedades. Esperemos que las candidatas reflexionen e instruyan a sus equipos de campaña para que conviertan a la ciencia, tecnología e innovación en los ejes de sus propuestas de gobierno.
Lo anterior, dicho sin aberraciones.
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