Eric Rosas
Sexenio sin ciencia
Los recursos públicos asignados para la ciencia y la tecnología en el 2024 tendrán
una reducción del 0.01 % con respecto de los entregados en el 2023, como se
temía desde que hace meses se conoció la propuesta del titular del Poder
Ejecutivo Federal para que se emitiera una nueva Ley General en materia de
Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación (sic), y en la que se eliminó la
obligatoriedad de que el Estado Mexicano destinara cada año al menos un punto
porcentual del Producto Interno Bruto (PIB) al fomento de la investigación
científica y el desarrollo tecnológico, tal cual lo recomiendan instancias
internacionales en este ámbito, como la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económicos o la propia Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura.

Este decremento en los recursos del erario que el Gobierno Federal pretende
destinar al apoyo de la ciencia, la tecnología y la innovación fue conocido luego de
que hace unos días la Secretaría de Hacienda y Crédito Público entregó ante la
Cámara de Diputados el Paquete Económico para el 2024, con el que se cierra la
gestión financiera del actual sexenio, pues la elaboración del correspondiente al
2025 tocará a quien resulte electo como presidente para el periodo 2024-2030.
Contrariamente a lo que el actual primer mandatario prometió durante su
prolongada campaña, el presupuesto asignado anualmente a la ciencia y la
tecnología en estos seis años ha sido el más bajo de las cuatro administraciones
federales más recientes, que en su conjunto abarcan casi la totalidad del primer
cuarto de este siglo XXI, y que han estado a cargo de los presidentes Vicente Fox,
Felipe Calderón, Enrique Peña y Andrés López, sucesivamente. De los gobiernos
encabezados por estos mandatarios, fue el de Calderón el que más llegó a asignar
a la ciencia y la tecnología, pues para el ejercicio fiscal del 2010 dicha
participación casi alcanzó el 0.5 % del PIB nacional, mientras que desde el
sexenio de Peña dicho porcentaje se redujo consistentemente hasta llegar al 0.3
% de PIB. Sin embargo, lo ocurrido durante el sexenio de López resulta
extraordinario negativamente, pues redujo aún más dicho porcentaje hasta llevarlo
al mínimo histórico, incluso por debajo de la peor asignación del milenio, que
correspondía al primer año de gobierno de Fox.

Como es de esperarse a causa de lo que se ha constatado durante todos los años
que han transcurrido del actual sexenio, el Presupuesto de Egresos de la
Federación para el ejercicio fiscal 2024 que resulte aprobado por la mayoría
oficialista en la Cámara de Diputados, muy seguramente no revertirá dicho recorte
a la ciencia y la tecnología de México, lo que convertirá al gobierno encabezado
por López en el peor hasta ahora para la comunidad académica y científica del
país; no sólo porque habrá reducido al máximo el apoyo a estas actividades tan
necesarias para enfrentar las problemáticas actuales que vivimos como nación y

los retos que habremos de atender a nivel mundial como parte importante que
somos de la humanidad, sino porque el daño que se ha infringido durante estos
recientes seis años será profundo, sus graves consecuencias para nuestra
sociedad y economía perdurarán por lustros quizá, y aflorarán hasta dentro de
unos cuantos años, cuando el recambio generacional se encuentre con el bache
que se ha cavado por este Gobierno, al impedir la formación de jóvenes
investigadores, evitar la vinculación de los científicos mexicanos con sus colegas
de otros países y eliminar cualquier posibilidad de realización de ciencia de
frontera y desarrollo de tecnología.
Lo anterior, dicho sin aberraciones.
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