Ivan Joatzay

En el marco de la octava edición del festival mexiquense ‘Miradas Locales’, Gerardo Herrera y Leticia Arredondo, periodistas cinematográficos y creadores del medio digital ‘Zoom F7’, hablaron sobre las dificultades que existen actualmente en el cine mexicano y cómo una nueva generación de cineastas mexiquenses puede redireccionar el camino de la producción cinematográfica.

El conversatorio ‘El cine mexicano ante nuevas plataformas y redes sociales’, llevado acabo dentro de las instalaciones de la Escuela de Artes Escénicas de la UAEMéx en punto de las 11 de la mañana, reunió un auditorio con cupo lleno de universitarios cineastas y cinéfilos que, en compañía de Magali Heram, fundadora de ‘Miradas Locales’, y los especialistas en cine, discutieron la trascendencia de comenzar a hacer cine a través del presente, con una mirada fija a nuestro contexto y aprovechando las posibilidades digitales que existen hoy en día, tales como los celulares, cámaras réflex o redes sociales para la difusión y creación de sus proyectos.

¿Cuáles son los retos para producir cine mexicano?

Dentro de la charla, los especialistas expresaron que, actualmente, el panorama de producción cinematográfica está en constante cambio y, con el auge fijo de las redes sociales, es un constante aprendizaje que será una opción llena de posibilidades que les permitirá crecer profesionalmente y desarrollar sus historias visuales de una manera mucho más redituable, sin embargo, “el cine mexicano va evolucionando” por otro rumbo.

De acuerdo con Herrera y Arredondo, la forma de hacer cine en México está tomando un nuevo camino que, para bien o para mal, se dirige hacia las plataformas de streaming con un nuevo método de producción donde, actualmente, la mitad de las películas que se producen pertenecen a plataformas de streaming.

“Hay 33 [plataformas] operando [en México], de esas 33, 14 son mexicanas, pero realmente ves los números de cuántas películas tienen y son números muy inferiores. Por ejemplo, Amazon Prime Video es el catálogo que tiene más películas de cine mexicano, más que en Blim que se supone que es de cine mexicano”, explicó Leticia.

Entre los retos, la producción cinematográfica se enfrenta al auge de un monopolio estadounidense de próximos años que, en busca de ganancias económicas, se caracterizará tanto por una solidificación hacia las presencias digitales por redes sociales, como se estructurará por una polarización de consumo a dos tipos de cine:

“El público que es de nicho se va a enichar todavía más y el público que va a ver mega producciones va a apoyar únicamente esas mega producciones” afirmó Gerardo.

Además de encontrarse con esta nueva ruta que se guía por una rentabilidad más estable y exhibición más prolongada para los cineastas, el camino del cine mexicano se enfrenta a una adversidad donde, tras dos años de pandemia, los cinéfilos de la república ya no acuden a comprar sus palomitas y sentarse en una sala para disfrutar de una película mexicana, sino que ahora existe un consumo mucho más bajo para las producciones de todos los géneros creados en el territorio mexicano:

“El panorama de exhibición para el cineasta mexicano es muy hostil y, después de la pandemia, se agravaron ciertas conductas que a tal grado (…) antes la comedia romántica vendía millones y millones de pesos ¿Después de la pandemia? No hemos tenido una sola comedia romántica en México que rebase los 900 mil pesos de venta”, expresó el periodista cinematográfico.

¿Cómo se puede mejorar esta situación?

Ante las adversidades, los creadores de Zoom F7 explicaron que los jóvenes son una buena respuesta para cambiar el rumbo del panorama cinematográfico mexicano:

“Están en un momento muy interesante en el que siguen existiendo todas esas problemáticas, sigue estando ese embudo de la exhibición en donde muy pocos logran sacar sus películas, pero al mismo tiempo hay mucha producción.”

Entre las acciones por tomar, Gerardo y Leticia afirmaron que el camino de hacer cine en México sí es complicado (y más cuando no cuentas con un buen sustento económico), sin embargo, es un reto que, con trabajo colaborativo, uso de redes sociales para promocionar proyectos, y migración a otros formatos (como el 9:16 que se usa en videos de Reels y Tik Toks) se puede obtener un cambio drástico y mucho más accesible para tanto la producción como consumo del cine nacional en nuestro propio país.

(Foto: Ivan Joatzay)