Aranxa Solleiro
La desigualdad y la degradación de las capacidades de las mujeres, potencian a la pobreza, pues de acuerdo al economista Amartya Sen: “la pobreza se relaciona con la falta de recursos que permiten el desarrollo de habilidades.”
En México existen 2 millones 700 mil 720 mujeres sin escolaridad, de ellas en el Estado de México residen 277 mil 921, siendo los siguientes municipios los de mayor número: Ecatepec de Morelos con 22 mil 088, Nezahualcóyotl con 13 mil 947, Toluca con 13 mil 803, Chimalhuacán con 12 mil 908 y Naucalpan de Juárez con 12 mil 192.
La vinculación de una pobreza con la imagen femenina, sería abordar diversos campos de estudio, dentro de los cuales, no solo destaque un sistema patriarcal cuyo núcleo presenta oportunidades laborales, ofertas educativas y roles de familia con un enfoque que favorece en mayor porcentaje a grupos varoniles.
De acuerdo a investigaciones respecto a la pobreza en donde destacan las mujeres, los roles de familia juegan un punto esencial, puesto que a falta de un padre de familia, ellas, se ven con la imposición de dedicarse enteramente al hogar o asumir trabajos -mayoritariamente con sentido doméstico- con el objetivo de subsistir y darle un sustento a sus hijos. O por el contrario, si la familia se integra por hijos e hijas, y en determinado momento la madre deja el hogar, son las hijas quienes en su mayoría, deben abandonar sus estudios e intereses sociales, con el fin de darle un apoyo a sus hermanos, como bien lo relata Dieterlen (2003) en su libro enfocado a la pobreza.
Si se comparan las cifras lanzadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía en 2020, solamente 6 de cada 10 personas en México sin educación, son mujeres, rebasando, por ende, la mitad del número de varones inscritos en instituciones.

Ante lo anterior, los puestos directivos en el sector laboral destacan a hombres como dirigentes, puesto que, al no recibir una oportunidad escolarizada equitativamente, las funciones laborales se enfocan a grupos varoniles. Para enfatizar dicho argumento, la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo de INEGI en el primer trimestre del presente año, dice que existen en México 20 millones 302 mil 109 mujeres trabajando, frente a 32 millones 671 mil 161 hombres en el campo laboral. De ellos 571 mil 282 hombres son trabajadores subordinados y remunerados, mientras que solo 279 mil 532 mujeres lo son.
En cuanto al escenario en la entidad mexiquense, las estadísticas se presentan en el mismo contexto, dado que son solo 2 millones 495 mil 659 mujeres las que se encuentran trabajando, en comparación con los 4 millones 288 mil 623 hombres. Respecto a trabajadores subordinados y remunerados, 12 mil 288 son mujeres y 29 mil 921 son hombres.
En opinión con trabajadoras independientes en la capital del Estado de México, ubicada como se mencionó anteriormente, como una de las urbes con mayor número de mujeres sin educación, puntualizaron que la educación no es solo un punto que debe destacarse en la comunidad femenina, sino también, la inequidad subyacente en los empleos y los roles que desempeñan en las empresas cuando ya se tiene incluso un grado superior de estudios, a manera de minimizar la capacidad intelectual y física de ellas.
María Fernanda González, 23 años, trabajadora independiente en Boutique de ropa
Estudié gastronomía y me ha sido difícil encontrar un trabajo, apenas salí el año pasado, también me tocó lo de la pandemia y creo que eso ha complicado más las cosas, pero por ejemplo, la mayoría de mis compañeros hombres, ya encontraron un empleo. Yo he tenido varias entrevistas, la mayoría de los que también son entrevistados son hombres y terminan contratándolos mejor a ellos. Un chef me dijo que a veces las mujeres éramos menos proactivas en la cocina y que sin experiencia para él era más complicado asegurarme una contratación. Eso es mentira, porque nosotras podemos hacer las cosas igual o incluso mejor en ocasiones, la visión machista permea en nuestra sociedad todavía y es triste. Por eso junto con mi hermana pusimos el negocio, hasta el momento vamos bien y así nos ayudamos las dos en los gastos.
Laura Villavicencio, 30 años, trabajadora independiente en cafetería

Mi carrera es ingeniería en sistemas, estudié mis cinco años de licenciatura y hasta me titulé con honores, pero las oportunidades que tuve laborales, la verdad nos hacían menos a las mujeres, al grado de tener que ceder en ciertas acciones para que los jefes te dieran un puesto. Nos creen incapaces de que nosotras podemos hacer el mismo trabajo que los compañeros hombres. Me dediqué a la docencia, aunque resulta casi lo mismo, pero sentí que era menos la presión laboral y que sentía de acoso, ahora ya llevo dos años con mi cafetería porque siempre fue un plan para mí y hasta el momento me encuentro tranquila pero no dejo de pensar en la injusticia de muchos aspectos hacia nosotras.
Como lo destacaron las entrevistadas, la situación no solo se concentra en la falta de empleo, sino una constante exclusión y marginación de ellas para no tener una calidad de vida considerable, misma que les permita desarrollarse en los campos sociales. Según Coneval, 1 de cada 6 mujeres en México, no puede acceder a la canasta alimentaria, contemplando también que el 14 % no cuenta con derecho a tener un servicio de salud.
Dicho esto, es evidente que la emancipación de las mujeres, persiste como un objetivo difuminado.
(Foto: Aranxa Solleiro)
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