Dos pilares del T-MEC: la estandarización 

Eric Rosas

Habiendo platicado en la primera parte de esta columna acerca del otro pilar del comercio libre: la creatividad, ahora lo haré respecto de la estandarización de los productos y servicios que motivan tal intercambio. Esta tendencia a uniformizar los bienes que se importan o exportan encuentra sus bases en la metrología, disciplina que se encarga de las mediciones y que es atendida desde la parte científico-técnica por el Instituto Nacional de Medición (INM) de cada país. El INM de México es el Centro Nacional de Metrología (CENAM), establecido en 1994 como condición del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). 

Los inicios sistematizados de la actividad metrológica pueden rastrearse hasta la época de la ilustración. Durante los años convulsos de la Revolución Francesa se gestó también uno de los primeros sistemas de medición distanciados de los aspectos feudales y antropocéntricos que en ese entonces dominaban las definiciones de muchas de las unidades de medición, como el pie, la pulgada, etc. Los científicos ilustrados establecieron al metro como unidad de longitud y lo despojaron de su subjetividad y vínculo con cualquier monarca, al definirlo con relación a una característica de la Tierra: el meridiano. El metro sirvió de base para otras cuatro unidades: el grave para el peso, el litro para el volumen, al área para la superficie y el germinal para la moneda de la primera República Francesa. Las cinco unidades adoptaron la métrica decimal, que eliminó las multiplicaciones hasta antes necesarias para pasar de doce pulgadas a un pie, de tres pies a una yarda, etc. Este primer Sistema Métrico Decimal ha evolucionado enormemente luego de 230 años de desarrollo y fue adoptado por México desde finales del siglo XIX. En 1960 tomó su nombre actual de Sistema Internacional de Unidades (SI) y en 2019 sus siete unidades principales quedaron referidas a constantes físicas universales o atómicas, como la velocidad de la luz o el número de Avogadro. 

La uniformidad de las unidades de medida es la base para la realización de las transacciones comerciales confiables para compradores y vendedores. Es por ello que desde 1875 existe la Oficina Internacional de Pesos y Medidas (BIPM por Bureau International des Poids et Mesures), un organismo internacional que se encarga de coordinar la investigación metrológica mundial y elaborar políticas internacionales aplicables en este sector. Los 61 estados miembro y 40 asociados del BIPM aglutinan prácticamente la totalidad del producto interno bruto global, por ello es que el CENAM reviste una importancia clave para el comercio exterior de México. El INM mexicano realiza las unidades del SI y compara permanentemente su equivalencia con las de otros países. También desarrolla patrones de medición con alta exactitud para que puedan ser declarados como las referencias legales de medición en México para las distintas cantidades. Provee servicios de medición y calibración a la industria y brinda apoyo técnico en metrología a laboratorios de pruebas, laboratorios secundarios de calibración, entidades de acreditación, etc. 

Sin embargo, tras el rezago acumulado durante este cuarto de siglo y ante el horizonte tecnológico que ha trazado la actualización del TLCAN, el CENAM tendrá que superar retos enormes para que pueda seguir impulsando la competitividad de una industria mexicana, que deberá asimilar cuanto antes las nuevas tecnologías que soportarán los bienes a comerciar en las décadas futuras. 

Lo anterior, dicho sin aberraciones. 

e.rosas@prodigy.net.mx 
Twitter: @DrEricRosas