Overtourism en Toluca
El “derecho a la ciudad” fue un término que implementó el teórico francés Henri Lefebvre en 1968 derivado de su estudio en las ciudades, al tener un impacto negativo gracias al neoliberalismo. Este se refiere a la lucha para que el ser vuelva a tener el poder de adueñarse de su espacio urbano, ya que llevamos una serie de problemas como: la privatización de espacios, el uso mercantil de la ciudad, el predominio de industrias y una producción intensificada del capital para que nuestro espacio llegue a un deterioro salvaje.
Para el turismo, la producción y apropiación del espacio ha sido tanta en algunas ocasiones, que hemos generado un overtourism o sobre-turismo, el cual no solo permite que fuerzas de poder como empresarios o grupos políticos se apropien del espacio codificándolo a su gusto, sino que las personas, llámese habitantes o visitantes confluyan dentro de él, de manera en la cual los primeros sujetos mencionados, lo ordenan por intereses capitalistas. No es casualidad que en nuestro Paseo Tollocan se hayan ubicado las industrias, una escuela y centros comerciales con fines específicos, que en el centro la calle 1ero de mayo esté infestada de comercios del mismo giro o que las zapaterías se localicen en un mismo circuito.
El overtourism tiene que adaptarse a ello, provocando que el caos se intensifique, que los daños al suelo sean más graves, que el daño ambiental se multiplique y que exista más desplazamiento de comunidades hacía zonas que podrían ser consideradas poco adecuadas para que se habiten y asimismo, se elimina el limitado hábitat de especies, provocando su extinción o su confluencia en espacios poco adecuados. Ciudades como Barcelona, Venezia, Londres, París o Hong Kong son el claro ejemplo de que un turismo masivo, genera todo, menos beneficios, ¿y por qué? Todas las urbes tienen una capacidad de carga, tienen una periferia permitida para que se expanda “sin causar daños” al espacio, cuando ella, cuenta con una población de habitantes de 5,515 millones y recibe al año aproximadamente 30 millones de turistas como en el caso de Barcelona, según un artículo en “The Guardian” en el 2018, sustenta por supuesto, que sobrepasa dramáticamente la cantidad de citadinos, causando una catástrofe.
Tráfico de automóviles, toneladas de basura, contaminación visual, auditiva y conflictos sociales entre turistas y residentes que incluso, se ha vuelto una “turismofobia”. Los planes turísticos desarrollados por el gobierno, excluyen en gran parte a la población de habitantes para solo cuidar de lo que les deja una acumulación del capital y estos a su vez, se ven esclavos de un sector que a simple vista parece sumamente beneficiario, siendo todo lo contrario: incrementan los precios en el uso de servicios, se deja de lado el cuidado y la seguridad de las zonas habitacionales, incrementa el vandalismo por gente inmigrante y demás problemáticas.
El Covid-19, al ser otro resultado en gran parte de un neoliberalismo, nos ha obligado a que le demos a la Tour Eiffel, al London Bridge, al Colosseo, a la Piazza San Marco y al Big Budah un respiro que acepta con dolo al no confluir en ellos. Hoy se percibe una unión de habitantes no solo de aquellos lugares víctimas de un turismo de masas, sino como habitantes del mundo.
En Toluca, por ejemplo, nuestro Volcán Xinantecatl es un caso de dicho fenómeno, su afluencia turística es tanta en tiempos invernales, que se generan cantidades desorbitadas de basura, de contaminación al aire y de daños a la fauna que todavía se conserva en él. Si bien es cierto por un lado, es un sitio formidable para perplejar a cualquiera por su hermosa naturaleza, sobre todo cuando está nevado, empero por otro lado, no cuenta con la capacidad de carga de más 25 mil visitantes que obtuvo a inicio de año y es que ni la política ni la cultura turística se tiene de parte de políticos, empresarios y visitantes, tan es así que hoy por hoy se percibe menos nieve en él, menos agua en sus lagunas divinas y menos venados, los cuales son un tesoro que impregna vida al lugar.
Hoy el universo nos grita ser conscientes. ¿Covid-19, neoliberalismo, capitalismo u overtourism? ¿A cuál de ellos les toca la maldición o el agradecimiento?
Confesiones en: Twitter: @aranx_solleiro, Instagram: @arasolleiro y aranxaas94@gmail.com
(Foto: Aranxa Albarrán Solleiro)
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