Eric Rosas
Escasez de fuerza laboral
Ahora que la pugna comercial se ha intensificado entre las dos mayores economías del mundo, los Estados Unidos de América y la República Popular de China, y derivado de este enfrentamiento desde hace algunos meses hemos estado viviendo la relocalización de muchas compañías, que buscan salir del gigante asiático para comenzar operaciones desde otras regiones del orbe, como la norteamericana, México ha sido uno de los países más beneficiados; sin embargo, no al nivel que se esperaba cuando este nearshoringcomenzó a permear en el ambiente.
La principal razón por la que los más recientes gobiernos estadounidenses han puesto en marcha todos los recursos a su alcance para incentivar a las empresas a que saquen de territorio chino sus instalaciones de producción, es que en ese país no existe respeto pleno por la propiedad intelectual, con lo que la copia impune de diseños y la comercialización fraudulenta de las tecnologías de otros, se convierte en una herramienta de competencia desleal contra quienes se esfuerzan por mantener altos niveles de innovación en sus respectivos sectores; ya que el desarrollo de nuevas tecnologías requiere de la inyección constante de altos niveles de financiamiento; así como de la formación de talento especializado.
Pero cuando una compañía se ve obligada a tomar la decisión de abandonar el sitio en el que ha estado operando por varios años o décadas, enfrenta varios retos: la suficiencia de recursos hídricos y energéticos, los requerimientos fiscales del país en el que va a instalarse y, por supuesto, la disponibilidad de fuerza laboral, de potenciales trabajadores, a los que, sin duda alguna, rápidamente tendrá que capacitar y entrenar en el manejo de sus máquinas. En este particular, las firmas analizan no sólo la existencia técnicos y profesionales en número suficiente, sino también el tiempo que les tomará a estos potenciales empleados el adquirir las competencias necesarias para sostener los niveles de productividad que las compañías han logrado a lo largo del tiempo en el lugar del que habrán de mudarse.
Si bien nuestro país ofrece, junto a Canadá, una ubicación inmejorable respecto de la primera economía mundial, los magros números de compañías que hasta ahora han elegido a México como una opción para emigrar de China muestran que nuestro país tiene debilidades estructurales y difíciles de resolver, que están terminando por desincentivar a las empresas para asentarse en nuestro territorio. Se puede hablar de la crisis de seguridad que enfrentamos, de la carencia de agua, o de la insuficiencia de energía generada por fuentes limpias, pero con certeza la principal es que aún nos falta mucho por hacer en el ámbito del desarrollo de talento.
Este déficit no se centra sólo en la carencia de recursos humanos especializados; nivel en el que preocupa que el nuevo Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías parezca estar dando pasos en reversa, al negar un número cada vez mayor de becas de posgrado en las áreas STEM —por Science, Technology, Engineering and Mathematics—, sino también en los niveles técnicos, en los que la capacidad de raciocinio y análisis matemático ya venía descendiendo considerable y peligrosamente desde que era medido a través del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, la conocida como Prueba PISA, pero que se ha agravado luego de estos fatídicos años de pandemia. Pero lo peor es que para revertir estas tendencias se requerirán de una buena estrategia, una mejor implementación y varios años.
Lo anterior, dicho sin aberraciones.
Facebook: @DrEricRosas
Twitter: @DrEricRosas
