Estefanía Antonio
Sueldos que están por debajo del mínimo, exceso de horas laborales, falta de seguridad social y violencia psicológica, es lo que se vive en algunos restaurantes y cafeterías de la ciudad de Toluca y alrededores.
Juan Antonio Bernal, quien lleva aproximadamente 9 años trabajando en restaurantes y cafeterías, contó en entrevista para Diario Portal que su peor experiencia ha sido en un restaurante ubicado en San Miguel de Allende, donde era imposible involucrarse bien en la cocina por el excesivo control que tenían las dueñas. Fue así como, después de que Juan Antonio trató de involucrarse más en el restaurante señalando un error a un chef, sufrió una serie de abusos laborales que lo llevaron a trabajar hasta 19 horas al día de lunes a domingo.
“Según mis compañeros el chef se enojó porque ‘lo mandé’, después me cierran las puertas como por tres días, luego me aceptaron nuevamente y me pusieron a cargar toda la loza del restaurante mientras me regañaban, luego de eso me dijeron que, si quería seguir ahí, tenía que trabajar todo el turno completo desde las 5 o 6 de la mañana hasta las 12 de la mañana sin descansos, o sea de lunes a domingo. Así me la aventé casi como por dos meses”.
Juan Antonio también relató que el sueldo lamentablemente no es equivalente a las horas de trabajo porque, si bien les va trabajan ocho horas, sino se empiezan a usar frases como ponte la camiseta y hay hora de entrada, pero no de salida, y señaló que “dicen que aquí en Toluca está mal pagado pero realmente en todas partes está mal pagado porque una hora de tu tiempo por 60 o 80 pesos está canijo, creo que en estos casos solo funciona sí tú eres el que emplea pero si laboras no es remunerable con tu tiempo”.
En otro caso, una joven, quien prefirió no dar su nombre, y quien lleva trabajando siete años en restaurantes y cafeterías de Toluca, contó que incluso algunos dueños quieren apropiarse las propinas que corresponden a los empleados.
La entrevistada reveló que, en Coco Canela, ubicado en la plaza Town Square de Metepec, el gerente se robaba las propinas y que, un 10 de mayo cuando se juntó mucho dinero, solo le dieron 700 pesos, además de que, por lo regular, durante el tiempo que trabajó ahí, se dio cuenta que nunca desinfectaban la lechuga y la comida no se preparaba bajo las mejores condiciones de higiene.
“Cuando son franquicias por lo regular del porcentaje de tu venta te quitan un 3% de propinas para solventar gastos como platos y trastes rotos, casi casi estás pagando por trabajar, yo recuerdo que cuando trabajé en Bisquets Obregón daba 153 pesos casi diario y sí tú no llegabas a juntar ese dinero en propinas, tenías que poner de tu bolsillo”, señaló.
Además, contó que cuando tienen accidentes por lo regular ellos son quienes deben pagar los gastos médicos pues no tienen seguro médico.
“En Bistro Mecha creo que sí tenían seguro, pero una vez una compañera de ahí que trabajaba en el área de pizza se quemó las manos y resulta que nunca la dieron de alta en el seguro, aunque llevaba más de seis meses, no quisieron hacerse cargo de los pagos del hospital y al final, solamente porque ya los iban a demandar, se hicieron cargo”
La entrevistada comentó también que regularmente les piden firmar sus renuncias para evitar el pago completo del finiquito y en algunos lugares las quincenas no son pagadas de manera completa:
“En Café con Leche una vez que nos iban a pagar recuerdo que me dijo una señora: “ve, corre niña porque no traen dinero suficiente”, y efectivamente, a mí sí me pagaron completo, pero hubo otro chico que era menor que yo y le dijeron que le descontarían 700 pesos por cargar mal una caja de pan”.
La entrevistada contó que esta técnica para no pagar el salario completo era común en dicho establecimiento pues casi siempre hacían esto con personas jóvenes o que eran más susceptibles a seguir aguantando los malos tratos.
Por si fuera poco, relató que también se ha enfrentado al acoso, pues en la cafetería Café con Leche tuvo su peor experiencia: “una vez llegó uno de los primos del gerente y me quiso agarrar las nalgas y eso fue horrible, yo no dije nada porque creí que igual había sido un error […] también una vez llegó uno de los encargados, cuando yo estaba aprendiendo a ser barista, y me aventó las cosas, me gritó delante de todos y ese día había mucha gente, yo estaba sola en la barra y tome mis cosas y me fui porque dije ‘no me voy a dejar’, ya era la tercera vez que me gritaba delante de todos”
(Foto: web)
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