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La onda plana 2021-09-12

Eric Rosas

Otro presupuesto raquítico

El jueves pasado se dio a conocer el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para el Ejercicio Fiscal 2022, que el titular del Poder Ejecutivo Federal envió para su aprobación al presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados del Honorable Congreso de la Unión de México. En este paquete de egresos la asignación para el ramo de Ciencia y Tecnología adolece, nuevamente, de la insuficiencia endémica de recursos que ha sufrido este sector de nuestro país desde siempre, pues asciende apenas a 93 554 millones de pesos.

Aunque nominalmente la asignación propuesta para ciencia y tecnología para el 2022 representa un incremento de aproximadamente el 4 % respecto del monto del año pasado, este incremento bien podría sufrir una anulación a causa de la inflación acumulada durante este año. Por lo que, con certeza, resultará en una cantidad similar a la previa o, inclusive, en una nueva reducción como las que se han venido presentando consistentemente desde hace años y que en el 2021 fue de -1.6 % respecto del 2020 —recomiendo ampliamente el extraordinario análisis de mi colega y amigo, el Dr. Fabián Rosales, que se encuentra público en: @FRosalesO—.

Ante esta realidad, se confirma una vez más que esta administración federal, así como las precedentes, sigue sin comprender la importancia que la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la innovación, tienen para el progreso de la nación y para el beneficio de la sociedad mexicana; esto inclusive luego de estar pasando por una contingencia de salud pública sin precedentes, no sólo en México, sino en el mundo entero; y en la que la ciencia y la tecnología han sido las únicas que han podido ofrecer soluciones en el combate contra la sindemia que el virus SARS-CoV-2 ha provocado en nuestro país —combinada con otros problemas endémicos, como la diabetes o la obesidad—, o las cada vez más evidentes y desbastadoras consecuencias del calentamiento global y su cambio climático.

En todo lo que va del presente milenio, por ejemplo, y conforme a los informes publicados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), nuestro país nunca ha asignado ni siquiera el 0.5 % del Producto Interno Bruto (PIB) a la investigación científica y al desarrollo tecnológico; distando enormemente del 1 % del PIB que entidades internacionales como la propia OCDE o la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (UNESCO), recomiendan como mínimo para la inversión en ciencia y tecnología; cota que nuestro marco legal recoge puntualmente como obligación en la Ley de Ciencia y Tecnología emitida en el 2002. Sin embargo, la realidad es que, tras la tendencia modestamente creciente que se tuvo a inicios de este siglo y que alcanzó su punto cumbre en el 2010 con un presupuesto del 0.49 % del PIB, la caída para este sector ha sido constante, agudizándose gravemente desde el 2019, cuando la presente administración ha debido gestionarlo y recortó —tras la emisión de un denominado Memorando de Austeridad— significativamente la asignación hecha, comprometiendo inclusive la operación de muchos de los centros de investigación que coordina el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT).

Pero todavía más preocupante, resulta el hecho de que el ejercicio de este raquítico presupuesto para ciencia y tecnología tiende a concentrarse en las decisiones que toma la titular del CONACyT exclusivamente, quien, por ejemplo, ha decidido que se deje de otorgar becas de posgrado para las ciencias exactas o ingenierías, ha eliminado a la biotecnología de las disciplinas del Sistema Nacional de Investigadores, e intenta convertir a este mecanismo en un instrumento para someter ideológicamente a la comunidad científica y tecnológica de México. Por el bien y el futuro de nuestro país, la LXV Legislatura Federal debería salvaguardar, al menos, este magro presupuesto, emitiendo las leyes que correspondan para evitar que programas como los mencionados sean rehenes de una ideología individual.

Lo anterior, dicho sin aberraciones.

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Nacional
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