Aranxa Solleiro
El espacio público, de acuerdo al ideal establecido, permite la confluencia de todo tipo de personas, sin importar el tipo de actividad que desempeñen. No obstante, de acuerdo a los teóricos Henry Lefebvre y David Harvey, a través de su teoría sustentada al derecho a la ciudad, los usuarios del espacio, es decir, los citadinos, tienen acceso y permisibilidad de confluencia dependiendo de cuatro elementos: su cultura, educación, economía y tipo de comunicación.
En Toluca, dicha expresión social se reproduce en diversos espacios, ejemplo de ellos son: la zona centro, las áreas verdes (parques) y espacios comerciales, tanto mercados como plazas comerciales y se identifican conforme a las posibilidades devenidas de los elementos ya mencionados.
Rocío González, de 36 años, vendía comida frente a la primaria Mariana R. de Lazarin, percibiendo a la actividad como una de sus principales formas de derecho a la ciudad. No obstante, al principio de la pandemia, su labor se vio perpetrada, teniendo que omitir dicho derecho, a lo cual hoy día, considera como una afectación a su desarrollo e inclusión al espacio.
“Sé que por la pandemia ya no se nos permitió estar en la calle como vendedores ambulantes, pero aún cuando las cosas iban mejorando, seguimos sin que se nos dé la autorización, y mientras tanto, hemos estado con esta carencia.” Dijo.
Por otro lado, se encuentra Elena Guillen, 26 años, quien es estudiante de historia, considerando al centro de la capital mexiquense como un escenario de adquisición de conocimientos, en tanto que los museos eran vistos por ella como filtro idónea de aprendizaje y práctica de estudio. Empero, durante el tiempo en el cual permanecieron cerrados por riesgo sanitario, su actividad educativa se afectó, teniendo que incorporar nuevas estrategias.
“Auqnue ya se pueda visitar, te das cuenta todavía más de las imposibilidades del desarrollo de actividades culturales en Toluca, porque la gente no visita a los museos porque sí, sino porque algunos creen que no pertenecen a ellos o en caso de asistir, lo hacen por obligación. Creo que nuestras carencias educativas y recreativas se han vuelto más débiles.” Opinó.
Ante ello, el nuevo panorama de derecho a la ciudad, se ha visto bajo un cambio exigido por un agente externo como lo es el virus Sars-CoV-2, acrecentando una urgencia de aplicación de políticas públicas que mejoren la interacción de usuarios de la urbe con cada uno de sus elementos conformantes.
Ricardo Carvajal, 31 años, menciona que a partir de la pandemia, Toluca se visualiza como una zona carente de atención a los habitantes y sus necesidades, esperando que el próximo gobierno elegido en las pasadas elecciones, sea capaz de lograr una adecuada y justa armonía social.
“Debemos de entender las necesidades que se dieron más en estos tiempos, que a lo mejor siempre han existido pero ahora se identifican mucho más como: falta de empleo, el apoyo a microempresarios y la seguridad en las calles.” Enfatizó.
En suma, las áreas de oportunidad deberán ser atendidas sin importar -con certeza-, el tipo de economía, educación y forma comunicativa. Que se considere la pandemia como una nueva vertiente de reproducción social y política.
(Foto: Aranxa Solleiro )
