2021-05-04-en-fila

En fila

–Oiga, disculpe, ¿esta es la fila para la inscripción? 

– … 

–Disculpe, disculpe…, ¿esta es la fila para inscribirse a…? 

–¿Cómo dice, joven? 

–Que si usted está formada para inscribirse… 

–Ah, no sé, a mí me dijeron que me formara aquí, pero fórmese, fórmese, ahorita le dicen. 

“¡Chin! Le hubiera preguntado a otro; ahora no sé si estoy formado para la beca, hay varios, pero… ¿y si esta no es la fila?, ¿y si me retraso más? Hoy es el último día, debí venir ayer, pero no encontré la credencial. ¡La credencial! ¿Si la traje? No jodas, huele a mierda. ¿Por qué nacemos con nariz? De seguro ya me volví a embarrar; ni levantar mi zapato quiero. Y luego también huele a perfume caducado y me llega bien rudo. ¿Quién será el que huele así? Chale, ojalá no sude tanto, porque no me eché…”. 

–Oiga, joven…, ¡joven! 

–¡Ay!, me espantó. Dígame, señora.  

–¿Está formado para inscribirse a…? 

–Sí, pues creo que sí; eso me dijo el… 

–Pues, aváncele, joven, ya se le están metiendo en la fila. 

–¡Ah! Sí, perdón. 

“¡Chale! ¿Qué onda con la doña tan intensa?, si nadie se metió. ¡Como si de veras! Ya no me da tiempo de regresar a la casa, y nada más traje esto de suelto. Si piden copias, ya valió porque me voy a regresar caminando, y luego tendré que pasar enfrente de donde vive…”. 

–¡Joven!, ¡joven! Aváncele. 

–Ya voy, señora, ya voy. 

–¡Ash, de veras con ustedes! ¿Qué no les importa el tiempo de uno? Ya ni la amuelan. 

“Chale, esta señora bien intensa ni le van a dar nada, para que se le quite. ¡No ma!, ya son las tres, no creo llegar, pero necesito esta beca. Esta doña nada más anda viendo. Me muevo tantito y me sigue con la mirada. Dizque está en su celular. Ya es tarde, me hubiera venido desde temprano, es que…”. 

A todos los solicitantes se les informa que si no tienen los papeles en orden, serán rechazados de manera automática. Es muy importante que su credencial esté vigente, si no, serán rechazados y hoy es el último día para la recepción de papeles. Recuerden que se les dijo 

“Híjole. ¿Sí traigo todo?  A ver… ¡Los zapatos! Me puse los de vestir con los calcetines blancos, ¡chingá! Otra vez me van a llamar la atención en mi trabajo, pero es que ¡aaaahgg!, no me di cuenta por estar buscando todo. Hubiera venido desde ayer. ¿La credencial? ¿Sí la traje? ¿La puse en mi mochila? Chale, ya huele más fuerte, ni quiero ver; si ya me llegó el olor, de seguro ya todos saben que soy yo. Esa doña va a empezar de intensa, ya le vi la cara de que ahí va. ¡Ah, mira!, sí pasó el viejito, y sí le aceptaron los papeles. ¡Uy!, ¡qué bueno, ya la hice! No tengo saldo para hablarle a mi hermano y hoy es el último día, ¡chingá! ¿Por qué no vine ayer? ¿Qué voy a hacer? Neta que si no me dan la beca, ya valió, ya valió, y me voy a tener que ir a trabajar con el pinche...”. 

–¡Joven!... ¡joven! 

–¿Qué, señora? ¿Ahora qué quiere? 

–Ya pásele. 

–Ya voy, ya voy.  

“Chale, ¿cuál es la pinche prisa? Bueno, ya pasé. ¡No mames!, no me tocó con la que se ve buena onda”. 

–Hola, buenas tardes, me permite sus documentos… ¿Su credencial?  

–¡No mames!…, mi credencial… 

Hace más o menos dos años, por azares del algoritmo de Facebook, llegó a mí la invitación abierta a pertenecer a los talleres de poesía y de narrativa de la revista Grafógrafxs. Naturalmente, lo que más llamó mi atención era la frase “abierto a todo público”, pues al ser la música el oficio que ejerzo, consideraba que acercarse a las letras era complejo y poco usual.  

Un año y una pandemia después han pasado desde aquel día que asistí por primera vez, y sigo siendo un integrante asiduo de manera obsesiva a las sesiones sabatinas. El taller no sólo ha hecho que tenga una visión crítica de los textos, me ha conectado con personas y personajes que indudablemente no hubiera podido encontrar de otra manera. 

Entre anécdotas, recomendaciones, críticas, desacuerdos, negociaciones, correcciones, elogios, el taller me ha impulsado a desarrollar esas habilidades aplicadas a la composición musical (relacionadas con el ritmo de trabajo, formas de opinar, maneras de “enchular” una partitura, estrategias y mañas para completarla). Le deseo larga vida al taller y a esos seres humanos que lo hacen, que forman y deforman cada semana. Y como cada sábado, ahí estaré (cuando se pueda) sin falta. 

José Edmundo Hernandez (1989). Licenciado en Composición Musical, pasante en Instrumentista Musical en Guitarra Clásica y en la licenciatura en Contaduría. Obtuvo el apoyo de la Beca del Fondo de Cultura y las Artes del Estado de México en 2017. Es integrante del taller de narrativa de la revista Grafógrafxs


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