“Es muy feo porque piensas que es uno de los días más importantes de tu vida, se supone que es tu día y no podía con el miedo a que el virus lo arruinara, que alguien se enfermara por ir”, así lo lamenta Stephanie, quien tuvo que posponer su boda soñada por la pandemia de Coronavirus. 

Miguel García Conejo 

La pedida de mano, recuerda, fue en Nueva York tras seis años de noviazgo, pero nada salió como lo tenía planeado, el coronavirus le puso pausa a su sueño matrimonial. 

Pero cuando comenzaron a ver noticias de Europa sobre bodas que sirvieron como caldo de cultivo para que decenas de personas se infectaran, decidieron posponer todo. 

Todo iba viento en popa y la fecha estaba marcada para el 14 de noviembre, pero las declaraciones sobre que será una pandemia de hasta dos años, cimbró su mundo. 

“Me dio una depresión de que nadie podía ni quería decirme nada, era de que, si alguien me decía ‘y si reduces los invitados’, yo explotaba, pero como era mi sueño el tenerlo que mover me afectó”. 

La necesidad de querer parar todos los planes fue porque muchos de sus familiares entran en el esquema de población de riesgo, pues padecen diabetes e hipertensión. 

“Sí, nos dimos cuenta que son nuestras personas más cercanas y no valdría la pena, por un capricho, por querer tener este momento, perder un momento más con ellos”. 

Fanny, como la conocen quienes la quieren, lamentó que la idea de que las cosas no cambien el próximo año, una probabilidad por lo que con su prometido ha platicado la posibilidad de postergar una vez más su enlace matrimonial, por lo menos hasta que no exista riesgo ante el Covid, pero si se acumulan los años de pandemia, apostarán por una boda civil con pocos invitados y la ceremonia religiosa la dejarán para después. 

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