La periodista Kristina Velfu, generó un conversatorio con Sashenka Gutiérrez, fotoperiodista mexicana perteneciente a la agencia EFE. Sashenka ha sido considerada como una de las más representativas fotoreporteras del país, siendo su trabajo presentado en diversas portadas de medios de comunicación nacionales e internacionales y ha presentado su trabajo en exposiciones nacionales. El fotoperiodista, en palabras de Velfu, “tiene un enfoque artístico, considerando que su trabajo es en todo momento un arte visual.”
Aranxa Albarrán
En la actualidad, los reporteros gráficos al igual que el cuerpo médico, no tienen una cuarentena, al ser su labor esencial para demostrar lo que está ocurriendo en el mundo. De acuerdo con Gutiérrez, el ritmo de trabajo cambió 360 °, pues ahora no solo necesita extremar cuidados de higiene sino que, se requiere de una constante valentía y fortaleza para lidiar con el sufrimiento ajeno.
El miedo ha estado presente durante estos días, sobre todo para quienes han fotografiado hospitales y cementerios, en tanto que existe un temor de contagiar a seres queridos, más allá de ellos contraer el virus.
Sashenka ha sido del grupo de primera línea de reporteros que han estado capturando la vida de los hospitales en la actualidad, así como crematorios. Sin embargo, ha mostrado una narrativa visual sobresaliente, yendo más allá de solo obtener imágenes que puedan ser vistas con morbo.
“Fotografíar el dolor de los demás ha sido muy complicado por todo lo que eso conlleva.” Mencionó Sashenka. No obstante, ha demostrado la realidad con respeto notable, para lo que argumentó que en todo momento pide permiso para capturar la imagen de alguien enfermo o el cuerpo de algún fallecido. Ellos viven su duelo y si me dicen que no puedo fotografíar su dolor, lo respeto y no presiono más.”
El arte presentado en las fotografías, es un duelo entre equipo de protección y la ideología de realizar un trabajo lo más correcto posible. “He convivido con personas que llevan semanas sin ver a sus familiares por lo que es prohibido tomar los rostros de las personas para que no se llegue a un escenario imprudente con los que están esperando por él fuera del hospital.”
La periodista puntualizó que sería bueno para la sociedad escéptica al virus, que se acerque al exterior de los hospitales para que asimilen mejor el dolor de los demás y de la alerta que se corre. Evidentemente, el fotoperiodista es un filtro preciso para demostrar lo que ocurre, además de ser participe de una generación de conciencia hacia el mundo exterior.
Por otra parte, Gutiérrez asegura que la pandemia ha empujado a los reporteros a adquirir un estilo de vida saludable que les permita continuar con el día a día.
“En mí ha cambiado todo, desde que me levanto cuando tomo un té de jengibre, mi alimentación también ha cambiado de manera que mantenga mi sistema inmunológico fuerte. He comenzado a tomar vitaminas para protegerme y mi equipo de trabajo se conforma de cámaras, desinfectantes, mascarilla, cubrebocas y guantes.”
El manejo de emociones, de igual manera, es un ejercicio fundamental, para exorcizar lo vivido en el día y que permita encontrar una tranquilidad para seguir adelante, ya que a los ojos de la fotoreportera, el presente es la analogía de estar en un campo de batalla similar a la guerra.
Finalmente, Kristina enfatizó la relevancia del trabajo de los reporteros gráficos no solo en el sentido de documentar la realidad, sino de la capacidad de proyectarlo con un enfoque artístico que permita discernir el dolor y pesar que confluye en el presente.
Foto: Aranxa Albarrán
