23/Apr/2024
Portal, Diario del Estado de México

Confesiones de turista

Fecha de publicación:

Luxury Tourism 

Aranxa Albarrán Solleiro

Se despierta a las seis de la mañana, avanza con lentitud mientras se asoma por la ventana y no ve pasar a nadie. Otro día más, se dirige a la cocina y se prepara un café, afortunado de contar con una máquina de café express de esos que le cuestan 3.25 libras en cualquier sitio surrealista y elegante de Londres. Para él, los caminos de la ciudad inglesa son especiales, en ellas no solo caminaron grandes escritores como Virginia Woolf, George Orwell y Charles Dickens, sino que Lennon, Harrison, Handel, Bowie, Hawking, Darwing y Newton –solo por nombrar a algunos- sepultaron con firmeza su pensamiento y creación en cada paso dado. 

Cada año, por lo menos, apartaba una fecha de temporada baja para reservar una habitación en aquel hotel de Holborn, donde le ofrecen todas las mañanas un café de cortesía y dos “buscuits” de chocolate. El Concierge, manda al botones a llamar a la puerta ofreciéndole los ejemplares de The Guardian The Independent. Le gusta mantenerse informado del lugar donde habita, porque lo hace con una intensidad poco admirada en los viajeros comunes.  

Baja de la habitación, regularmente a las diez de la mañana, ni un minuto antes ni uno después, la hora exacta para iniciar su caminata por los senderos interminables del tube donde ha jurado encontrar al amor de su vida más de diez veces, espera siempre el que va en dirección a Picadelly Circus, le recuerda pasajes fantásticos de sus novelas favoritas, principalmente Holmes y sus aventuras con su entrañable Watson. Se arremanga la gabardina que presumía haber comprado en un viaje fugaz a Liverpool, beige con botones café oscuro, impermeable magnífico contra las lluvias que comúnmente se instala en la ciudad la mayor parte del otoño hasta la primavera. El sol, por supuesto, nunca fue un elemento esencial para su paisaje.  

Se detenía en el Green Park, su alma se desbordaba pedazo a pedazo mientras sentía el viento rozarle las mejillas, que sin dudarlo, las tenía gélidas. Otro café del restaurante frente a él, esperaba paciente a que una banca se desocupara, se sentía rebosante, privilegiado y el corazón flamígero quería estallarle. Nunca había estado en un lugar más bonito, tal vez, su bagaje turístico le había impedido recorrer Chapultepec en primavera, cuando las Jacarandas destellan la mirada y la musicalidad social penetra cada rincón del espacio.  

De su mano, levantaba un diario que cargaba consigo todo el tiempo. 07/03/2020; 12:45 p.m.: “Todo lo que se dibuja en tu mente, es posible”. Tres líneas, cuatro y tal vez cinco se escurrían entre su bolígrafo que había adquirido de un crucero por Australia y que adoptó como uno de sus más preciados recuerdos de Sydney. Estaba satisfecho, el día estaba completo, había cumplido con su trabajo como escritor, le quedaban solamente 58 páginas por concluir, su prosa la consideraba atestada de grandeza. “En estos tiempos, no hay escritor mexicano como yo. ¿Quién más podría ser sino yo el nuevo postulante a un Premio Cervantes?” Se levantó, apremió sus ojos con un horizonte entintado de gris que le venía acorde a lo que cargaba su espíritu.  

Llegó a su habitación, le esperaba una botella de champagne con un bowl de fresas con crema irlandesa. Arribaba una chica en la puerta, la había conocido el día de ayer en un bar a la hora pico de los tragos compartidos por los oficinistas. Las siete de la tarde, desde hace unas cuantas décadas, era considerada la hora de las reuniones entre amigos. Todos o casi todos, se apresuraban a ordenar los escritorios para ser el primero del grupo en conseguir una mesa, de lo contario, serían de los que por lentos, se apropiaran de la acera recibiendo despeines de las corrientes de aire intensificadas.  

Margarette, de origen Polaco, trabajaba como mesera en el Scarfes Bar desde hace cinco años, había regresado tres días atrás de Italia por visitar a su padre, se enamoró de ella, aunque su futuro se presenciaba incierto, como las virtudes de la vida. Federico la abrazó presintiendo no volverla a ver jamás a pesar de tener su número telefónico y correo electrónico. “I call you as son as I get to Mexico, I swear.” 

14/03/2020 07:08 a.m.: 

Querida, Margarette: te echo de menos que me siento vacío. Hoy, he salido de mi habitación, me estrellé en la alfombra, algo sucede con mi respiración, me falta el aire y a pesar de ser apenas las siete de la mañana, me siento exhausto. Espero saber de ti pronto. I love you. 

Confesiones de turista en: Twitter: @aranx_solleiro, Instagram: @arasolleiro , aranxaas94@gmail.com y https://everywherematters.blogspot.com/  

(Foto: Aranxa Solleiro) 

Tags: en Opinión
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