LA LLAVE ®
¿Alguna vez te conté cuando el Diablo vino a reclamar mi alma? Fue hace un corto tiempo, difícil de ubicar en el calendario, recuerdo que el clima era tan falto de identidad como este que hoy acontece en el día. Para serte honesto, me impresionó la manía con la que veía mis ojos y hablaba de la muerte como si fueran hermanos (puede que algo en común tendrán, ya que los dos, a veces siguen mis pasos).
Me contó una historia donde podría hacer de mí lo mejor al paso de mis sentimientos, fortuna, amor y uno que otro deseo oscuro que pasara por mi mente, me reí tanto que se sorprendió al ver que mi incrédula mirada castigaba su ego, a lo que mencionó un poco molesto: “¿Qué más te gustaría tener a cambio del brillo tu mirada?” Atónito me dejó, en silencio, con mi mueca asombrada, la piel erizada y una ligera desconfianza al comprender que no estaba jugando.
Lo miré detenidamente, temeroso sonreí un poco, no sabía cómo explicarle que una noche tenue y fría un hada había tocado mi pecho, ignoraba cómo decirle que ese calor que buscaba llevarse lo tenía en las manos otra persona, y que mi pulso desde esa fecha era una pasión que hace que exista aún en la distancia ese beso que se vuelve suspiro y me hace respirar.
Él sostuvo mis brazos, miró las venas que sobresaltaban en mis muñecas, sin preguntar hizo un pequeño corte del lado izquierdo, una lágrima cálida recorría mi antebrazo y la quiso sostener, por fin había notado que no podía darle algo que no me pertenecía, la sangre era suficientemente roja para entender que ya tenía un hechizo en mis latidos.
Entonces se fue maldiciendo esos ojos cafés claros que encontró en las huellas de mis recuerdos, y aunque no debía hablar del encanto que yacía en mí, era vidente que no conseguiría llevarse este fuego que me calcina cada vez que tú me miras, sospecho que en la química de nuestros sentimientos y en la física de nuestros cuerpos, nada más que la muerte podrá romper este sortilegio, así que no te preocupes si alguien quiere tocarme el corazón, si bromeando con el Diablo comprendimos que sólo tú, tienes la llave…
(Foto: Silas Köhler en Unsplash)
