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Vivencias y experiencias | Alfonso Godínez Mendiola.

Alito, el mejor dirigente.

Abrimos una nueva etapa semanal sabatina donde narraremos, como el subtítulo lo indica, algunos acontecimientos vividos desde la perspectiva de éste humilde “escribidor” que no lo leyó ni lo escuchó, simplemente estuvo ahí cuando se suscitaron, y empezamos con el polémico, por decir lo menos, dirigente nacional priísta, Alejandro Moreno Cárdenas, Alito, ex amigo, ex compañero y ex jefe de quien esto escribe, en atención a los no siempre amables recordatorios de que ahora lo criticamos cuando hace años nos referíamos a él como “el mejor gobernador del país” y después como “el mejor presidente nacional del PRI”. Daremos una breve explicación de la razón el cambio de nuestro parecer respecto al susodicho. Todo empezó en las lides juveniles tricolores al inicio del milenio, en el entonces Frente Juvenil Revolucionario (FJR) a nivel nacional donde representábamos a la juventud cetemista en dicha organización y él era el dirigente estatal del FJR en Campeche. Venía de apoyar a Roberto Madrazo para la candidatura presidencial del 2000 que perdió ante Francisco Labastida 8A. Tras la derrota de ese año, Madrazo Pintado, ya sin un “primer priísta nacional” buscó dirigir al tricolor y en un desaseado proceso interno le gana a Beatriz Paredes que era apoyada por el entonces gobernador Montiel qua ya trabajaba el proyecto de su posteriormente frustrado sueño presidencial, nuevamente ante el tabasqueño. Rafael Alejandro dirigió el “Colectivo Madrazo”, y lo apoyamos . Al asumir la presidencia del CEN, Alito le cobra a Madrazo la factura con la dirigencia nacional del FJR y lo apoyamos, por eso nos invita a colaborar políticamente con él pese a la oposición del priísmo mexiquense. Para la elección de 2006 nuevamente apoyamos con todo a Madrazo, y en nuestro caso, contra Montiel. Madrazo impone a Alito como candidato a diputado federal plurinominal en 2003. Ese fue su segundo cargo de elección, el primero fue síndico de Campeche. Montiel impone a su sobrino Peña Nieto en la gubernatura mexiquense en 2005 mientras busca la candidatura presidencial de 2006 que pierde, supuestamente “a la mala” contra Madrazo, quien ese año arma las listas de candidatos e impone a Alito para la senaduría (y éste a nosotros para la diputación federal plurinominal por la quinta circunscripción que casi ganamos), llegando a la cámara alta. Para entonces, lo que quedaba del madracismo se supone apoyaríamos a Manlio Fabio Beltrones para la presidencial del 2012, pero el frívolo e inculto Peña Nieto emprendió una amplia campaña mediática principalmente en Televisa con cargo al erario y se proyectó como el “presidenciable”, y Alito, fiel a su estilo, convenencieramente se le acercó para sumársele, obviamente no de gratis, provocando la ruptura con Beltrones Rivera, a quien le exigió declinara en sus aspiraciones a favor del mexiquense. En 2012, Alito termina su periodo en el Senado de la República. Peña lo impone como candidato a diputado federal plurinominal en el lugar 1 de la lista en la tercera circunscripción (y a nosotros nuevamente, como en 2006 y 2009, en la quinta que abarca Edomex) para que, desde San Lázaro, trabaje su campaña para la gubernatura de Campeche que se le había frustrado tres años antes, y a finales de 2014 prepara su solicitud de licencia para irse de candidato a gobernador en 2015, año en que, por las solicitudes de licencia, logramos llegar a la diputación federal plurinominal contra la voluntad de los “mandamases” tricolores mexiquenses, y ahí vino nuestra separación, al menos laboral, con Rafael Alejandro. Cumple su anhelado sueño y nos referimos a él entonces como “el mejor gobernador del país”, por sus resultados en varios rubros como la seguridad, pero tras la derrota del 2018 en la que lo pierde casi todo, incluyendo la más dolorosa que fue la de su sobrino al que impuso como candidato a senador tras haberlo hecho secretario de Desarrollo Social en su gabinete. Abandona la gubernatura y se adueña del PRI en una consulta abierta histórica obteniendo el 85% de los votos (por eso nos volvimos a referir como el mejor dirigente, pues es el dirigente más legitimado de la historia del Revolucionario Institucional hasta antes de su amañada reelección) con el apoyo de casi todos los gobernadores priístas, que eran 14, pero al llegar no actúa como dirigente mucho menos como líder, sino como dueño, y expulsa a todo aquel que lo cuestione, otros renuncian, como los dos últimos ex gobernadores priístas mexiquenses Eruviel Ávila Villegas y Alfredo del Mazo Maza. Cambia los estatutos para perpetuarse en el cargo y, aunado a los escándalos tras ser exhibido por la gobernadora de su estado, Layda Sansores, Alito lo pierde casi todo, y hoy le quedan solo dos gubernaturas, y eso gracias a la pragmática y coyunturalmente convenenciera y desesperada alianza con el PAN y el PRD, si no, hoy estaría en ceros. Y, bueno, lo demás ya es historia. Quisimos mucho a nuestro partido, pero el partido ya no nos quiso, y, como en una relación sentimental, cuando una de ambos ya no quiere, lo mejor es retirarse, y así lo hicimos. Pero ¿quién y cómo es Alito? De origen clasemediero, pero con una fuerte personalidad narcisista y con estilo fanfarrón y bravucón que recurrió al snobismo para encajar en las altas esferas del poder, aplicando en él la frase de “el que nunca tuvo y llega a robar” ¡perdón! “a tener, loco se quiere volver”, y fue su caso, pues en cuanto empezó a tener altos ingresos como legislador más lo que en su calidad de “brocker” obtuvo todavía más, empezó a mostrar sus excentricidades de “nuevo rico” vistiendo y calzando marcas “de alta gama” propias de los nuevos ricos, con la marca por delante, a transportase en camionetas blindadas rodeado de “guarros” y un largo séquito, aunque algunas le eran prestadas y rentaba jets privados que presumía como propios, aplicando aquello de “para ser, hay que parecer” y le resultó. Pero no fue hasta que llegó al cargo de gobernador cuando se disparó su riqueza, hoy tan cuestionada tras los ya referidos audio escándalos, pero sin dejar su estilo de “nuevo rico” que le ganó la mofa con referencias a sus naquísimos gustos al mostrarse a nivel nacional su mega mansión blanca de Lomas del Castillo de imposible e inexplicable justificación. Hoy, Alito es el político más desprestigiado del país, ubicado en la ante sala del juicio del desafuero que en lo personal pensamos que no se dará, pues, reiteramos, es el mejor dirigente en el PRI, pero para la 4T, pues cada vez más disminuido se encamina hacia la pérdida del registro, tal vez aplicando el gobierno morenista la máxima atribuida a Napoleón: “Si el enemigo se está equivocando, no lo interrumpas” ...      


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Alfonso Godínez Mendiola
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