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Glosario del manual de los fraudes priístas.

El PRI no surgió como un partido político para buscar el poder por la vía electoral sino en el mismo poder para aglutinar a los caudillos de la post revolución encabezados por su fundador, Plutarco Elías Calles y el Grupo Sonora, que nada tenía que ver con los verdaderos y emblemáticos líderes Emiliano Zapata y Pancho Villa, ya mantenerlo en sus manos, a como fuera, incluso había una frase atribuida al ex líder sindical charro Fidel Velázquez que decía que “el PRI entró a balazos, a balazos sáquenlo”. Las elecciones presidenciales eran de mero trámite, pues el tricolor siempre ganaba, aunque tuviera que recurrir al fraude electoral, y el primero del que más se habló fue el que le habrían hecho a José Vasconcelos en 1929. En las décadas siguientes el PRI perfeccionó sus métodos para el fraude, y de los más polémicos son el de 1988 de Carlos Salinas de Gortari que le robaron a Cuauhtémoc Cárdenas; el de 2006 que no fue del PRI sino del PAN y los derechistas poderes fácticos que impusieron a FeCal robándosela a Andrés Manuel López Obrador a quien se la volvieron hacer en 2012 con Peña Nieto, el presidente hecho por Televisa que recurrió a la descarada compra del voto con ejemplos documentados como Monex. Pero ¿Cómo se hacían los fraudes electorales? Con las siguientes prácticas. EMBARAZO DE URNAS: Las urnas no era transparentes y muchas veces ya se instalaban con votos en su interior a favor del PRI, incluso antes de iniciar la jornada electoral. Por eso ahora son transparentes. OPERACIÓN TAMAL: Hay dos versiones, pero en este caso, era cuando un priísta al momento de votar introducía no una boleta sino varias dobladas, por eso hoy la ranura de la urna es delgada de tal manera que solo quepa una sola papeleta doblada. OPERACIÓN RASTRILLO: El PRI – Gobierno identificaba a los electores que no votaban por ellos y los “rasuraban” de la lista nominal para que al llegar a la casilla, no apareciera su nombre en la lista y no emitiera su voto, lo que llevaba a la OPERACIÓN RATÓN LOCO: Al elector rasurado del padrón le decían los funcionarios de casilla que le tocada tal número de casilla y éste iba a esa y al llegar le decían lo mismo, que ahí no le tocaba votar sino en otra y así iba de casilla en casilla hasta que se cansaba y desistía de sufragar. Otros confunden esta modalidad con la OPERACIÓN CARRUSEL: Las elecciones las organizaba y ganaba el mismo gobierno, que guardaba las credenciales de elector que no recogían los ciudadanos que las habían tramitado antes y se las repartía a un grupo de priístas que en un camión cada uno de ellos llevaba varías y recorrían varias casillas votando por el PRI, solo se limpiaban la tinta del dedo pulgar, por eso la credencial de elector se hizo con fotografía y el PRI se opuso a eso a principio de los 90´s y desde entonces se destruyen las credenciales que no se recogen, y la tinta es mucho más fuerte durando días en borrarse del dedo. OPERACIÓN ZAPATO: Por décadas los otros partidos no acreditaban representantes de casilla y en algún desolado momento de la jornada electoral, uno o varios funcionarios de casilla, abrían las urnas y sacaban los votos de la oposición y metían más papeletas cruzadas a favor del PRI y al final, la oposición obtenía cero votos. CASA DEL TERROR: Era cuando votaban los muertos, pues usaban sus credenciales de elector para que votara por el PRI y esos casos se denunciaron infinidad de veces, una razón más para que ahora se destruyan las credenciales que los ciudadanos tramitan y no recogen. ROBO DE URAS: Con las reformas electorales y la ciudadanización de los procesos electorales con el surgimiento del IFE y posterior INE, fueron caducando las anteriores prácticas fraudulentas pero surgieron nuevas o recurrieron a otras como el robo de urnas en las que el PRI – Gobierno identificaba las casillas que tenía perdidas pero que si las eliminaba, con los votos obtenidos en los otros centros de votación, se alzaba con la victoria, por lo que la orden era clara, que esa casilla no llegara a las juntas locales o distritales del INE, y se la robaban o quemaban ahí mismo en el centro de votación. Y así, existieron muchas formas de hacer frade, y lo “pior” es que siguen existiendo otras como la alteración de actas que no coinciden con las “sábanas”, es decir, la manta donde se anotan los resultados y que quedan publicadas en donde se instaló la casilla, sin embargo, todas esas prácticas se van quedando atrás gracias a la alta participación ciudadana y al interés de los electores por cuidar las urnas, a los observadores electorales y representantes de los partidos políticos. Por eso, ahora el fraude electoral ya no se hace tan fácil en la casilla, sino antes, con los “votos comprometidos” y eso ya no es solo del PRI sino de todos los partidos, pero ese será tema de nuestra próxima entrega donde hablaré de cómo se hace ahora el fraude. Y no lo leí, no lo estudié, lo aprendí desde adolescente viendo a mi padre participar en cada elección y, sobre todo, lo que viví, aprendí, practiqué y enseñé por más de la mitad de mi vida en este y otros estados donde fui desde operador electoral hasta coordinador y delegado, y no es confesión, sino una breve narración de mis vivencias y experiencias ¡Hasta la próxima! ... Comentarios y mentadas: godinezalfonso@hotmail.com    


Columnista:
Alfonso Godínez Mendiola
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