Leobardo Hernández

“En este momento los hombres honrados no debían sólo contentarse con ser honrados, tendrían que salir a la calle a pregonarlo, a decir ‘¡Soy honrado y mírenme ustedes!’ […] Entonces existe el poder del ciudadano que tendría que controlar los poderes oficializados, las autoridades oficializadas y reclamar sin cesar. No contentarnos con infringir las leyes, sino levantar de verdad la frente y encararlas, y hacer que las leyes de verdad se reformen si son malas”, dijo el escritor andaluz, Antonio Gala en una entrevista a finales de la década de 1980.

La apasionada defensa del poeta por la democracia tiene una relación directa con este día, con este contexto. Hoy, en una de las más copiosas elecciones se ha electo a la primera presidente de México, Claudia Sheinbaum Pardo. La amplia mayoría de la población dio una lección contundente a los partidos que ejercieron como dueños del país durante un siglo: el PRI y el PAN, quienes presentaron una candidata caricaturizada, al considerar que una mujer desarticulada, malhablada y profundamente ignorante y maleducada es el estereotipo con el que los mexicanos podrían identificarse. ¡Esta es la visión que tienen del electorado!

Sin embargo, esto no fue así. “El pueblo no es tonto, tonto es el que piensa que el pueblo es tonto”, ha dicho por su parte el presidente Andrés Manuel López Obrador, creador de encono y resentimiento, según sus opositores porque no estaban acostumbrados a ser evidenciados y, aunque la gente pensara que estos ladrones con corbata fueran eso, la apariencia de respetabilidad mantenía la duda en muchas personas que finalmente se han liberado de ese prejuicio.

Este dos de junio pasará a la historia quizá como la primera elección más democrática, esperando que en próximos comicios esta condición sea plena, pues quedaron algunas malas impresiones por incidentes como quema de urnas, conatos de bronca y balazos, aunque en mucho menor medida que en otros tiempos y claramente en contextos locales, en municipios donde los cacicazgos aún son pan de cada día y será el núcleo más difícil de limpiar.

La amplia convocatoria registrada en las casillas manifiesta, además, una población informada, consciente y decidida a tener el poder que usurpó un grupo de políticos y empresarios cuya desesperación derribó su apariencia, mostrando el profundo clasismo y ambición desmedida que mueve a esta clase política. que también ha manipulado al Poder Judicial federal…

Ahí es donde toma sentido la segunda parte del postulado de Antonio Gala. El presidente Andrés Manuel López Obrador heredó por lo menos 2 tareas al próximo gobierno. Una de ellas, la principal, desde mi percepción, la reforma del poder judicial de la federación.

Aún ahora, con la aplastante ventaja de Sheinbaum, prevalecerá la narrativa de un supuesto fraude, y reclamarán en la mesa lo que no quisieron ganar en las urnas, porque así fue con la elección de su candidata, con la farsa que motaron, con su falta de discurso y, peor aún, de acciones en beneficio de los gobernados como representantes y no como dueños de las voluntades.

La gente reclamará la remoción de los ministros que abiertamente atentan contra el estado de derecho en vez de procurarlo, y será deber de legisladores realizar esta exigencia.

Este es el principal encono con el presidente Andrés Manuel López Obrador, manifestar que el gobernante está al lado del pueblo, no sobre él, no engañando. Este domingo no fue una elección como tal, fue un referendo del proyecto de nación implementado desde 2018 y que ha sido respaldado en plenitud, no con un pírrico .5% falso como en la elección de Calderón.

Es interesante ver el discurso previo en la campaña prianista… los milagros que prometieron no fueron capaces de cumplirlos en 100 años, y pareciera que el gobierno dictatorial, centenario y fraudulento fuera el que apenas llegó al poder hace seis años. La respuesta ante el intento de engaño es contundente, la gente no está dispuesta a creer ciegamente en promesas.

¿Cómo ha influido AMLO? Fácil de responder, la frase “sólo el pueblo puede salvar al pueblo”, sencilla y profunda caló incluso en la juventud, aunque aún menos consolidada en este sector. La confianza creció ampliamente no sólo en el gobierno, sino en todas las instituciones que supuestamente serían destruidas con el hoy presidente.

La encuestadora estadounidense Gallup emitió datos interesantes al respecto. Los mexicanos tienen 44% de confianza en las elecciones. Este dato podría parecer nimio dado a que es menos del 50%; pero, en realidad, es muy relevante. De acuerdo con la firma creada en 1935 o sea, no nació ayer (como la única encuestadora que le daba triunfo a Gálvez de filia panista y cuyo nombre no recuerdo ni pretendo recordar), en 2017, al cierre del sexenio infame de Peña Nieto, la confianza en elecciones sólo era de 19%, y no es para menos. El frude electoral fue, incluso en 2018, lo común.

Aquí destaca que dicha concepción creciera durante uno de los gobiernos más tiránicos de la historia, según el ingeniero con ínfulas de historiador, Enrique Krauze. Durante esta jornada electoral no hbo indicios de una operación de estado para preservar el poder.

Y aquí es necesario hacer un recuento breve. Desde 1976, al menos, el PRI no ha ganado una sola elección. Ese año el PAN, que era su rival con más posibilidades, no presentó candidato, en 1982, el gobierno de De la Madrid se instaló con una serie de actos violentos y las ya conocidas operaciones de estado embarazo de urnas, etc., etc., en 1988 Cárdenas, que había unificado a las izquierdas, fue víctima de un flagrante fraude electoral que, irónicamente, hoy admite la oposición ante la incursión de Manuel Barttlet en la 4T, pues fue en ese momento secretario de gobierno y habría operado a favor del candidato del PRI, partido al que representa Xóchitl Gálvez, a quien la hidalguense lo ha acusado de traidor y fraudulento cuando militaba en el PRI.

En 1994 ganó Zedillo por un malentendido voto de confianza de la población ante el asesinato de Colosio y debido también a que el candidato panista hizo mutis cuando era el favorito para llegar a la presidencia. En 2000 conocemos la historia, el PRI ganó perdiendo con Vicente Fox, engañador del pueblo, en 2006 ocurrió otro flagrante fraude contra López Obrador y el presidente Calderón tuvo que entrar por la puerta de atrás para tomar el poder ante la clara desaprobación popular y, en 2012, el PRI llegó comprando las elecciones y los partidos PAN y PRD.

Sí, AMLO ha creado encono y resentimiento de quienes insistirán en perpetuar su “derecho” a pisar los derechos humanos. También ha manifestado la capacidad de un estadista que hoy avala con resultados sus logros y el naciente bienestar del pueblo. Ahora asumiremos la tarea de ejercer la crítica y la demanda.

La lección no sólo es para la derrotada vieja política, sino para Morena, que debe afrontar la exigencia porque el en adelante el pueblo no admitirá más atropellos ni intentos oligarcas. Éste es un triunfo y el primer llamado de atención para un partido que, hay que decirlo, ha admitido en sus filas personajes impresentables. 

(Foto: Leobardo Hernández)