Yameli Pallares

El director y fundador del Instituto de Neuropsicología Pediátrica, Julio Mendoza Sandoval, concedió una entrevista a Diario Portal, donde ahondó sobre los estigmas y dificultades que enfrentan las personas en el espectro autista, especialmente los niños, niñas, adolescentes, y sus familias. 

“Es importante contemplar desde qué área hablamos”, pues la palabra trastorno puede tener una carga de estigmatización, comentó. "Desde el ámbito clínico [...] oficialmente se le llama Trastorno del Espectro Autista; sin embargo, cuando hablamos desde el entorno social [...] se considera como una condición del espectro autista"

“Antes del 2014 el Manual Estadístico de los Trastornos Mentales DSM4 hacía diferencia desde el trastorno del espectro autista hasta el síndrome de Asperger […] Oficialmente pasa la versión DSM5 y toda persona que desde la infancia tenga temas de comunicación, patrones de repetidos de conducta y una conducta socialmente no funcional, va a estar en el Trastorno del Espectro Autista”

En este sentido, detalló que la variedad de síntomas puede apreciarse desde niños de 12 meses en adelante, e incluye:  ausencia o limitada comunicación verbal; ecolalias (repetición de todo lo que escucha); selección de alimentos, sensibilidad a ciertos sonidos o texturas; no identificación de señales sociales como bromas, sarcasmo e ironías; gusto muy marcado por algún programa o personaje; poco contacto visual; estereotipias (movimientos con las manos para expresar el estado de ánimo), entre otros.

Explicó que la condición del espectro autista no es una limitante para que la persona pueda ser independiente. Sin embargo, hay comorbilidades que comprometen el desarrollo como alguna discapacidad intelectual. “Pero no se debe al autismo, es por otras circunstancias. Todos estamos expuestos a esto”, explicó. Las condiciones más frecuentes que se suelen presentar a la par son: trastorno de déficit de atención, dislexia, disgrafía, discalculia, ansiedad, depresión.

Señaló que los niños, niñas y adolescentes en el espectro tienen muchas áreas de vulnerabilidad en el entorno escolar, dado que  tienen problemas con la comunicación verbal, para interactuar, para interpretar las intenciones de los demás, y en algunos casos para seguir instrucciones. Esto provoca exclusión, señalamientos, rezago escolar e incluso acoso. 

Apuntó que es muy complicado que estos niños, niñas y adolescentes expresen lo que les está sucediendo. “A veces los docentes no reportan y los papás no preguntan”. Y remarcó la importancia de generar protocolos de educación inclusivos que tengan en cuenta las necesidades pedagógicas de las personas en el aula.

“Pocas personas somos conscientes de las prácticas o el actuar de los demás, todavía creemos que las personas se les tiene que curar, rehabilitar e intervenir, y no va por ahí”. Resaltó: “siempre he dicho […] al final del día si hablamos con Julio, es Julio que tiene características de una persona autista o es una persona autista”.  Y agregó: “creo que una de las formas de llegar a la raíz, es que nos eduquen a partir de quienes somos; a partir de nuestras capacidades y a partir de comprender nuestra diversidad”.

(Foto: Cortesía)