Leobardo Hernández
Al responsabilizarse públicamente de la investigación y los resultados conocidos como la “verdad histórica”, el ex procurador general de justicia del priista Enrique Peña Nieto se incriminó a sí mismo por lo que, ahora se sabe, fue un crimen orquestado por los tres niveles de gobierno contra los 43 normalistas de Ayotzinapa.
“En el caso del procurador Murillo Karam, su detención, independientemente de declaraciones de los implicados, él mismo se inculpa […] existe la prueba, es pública, hubo una conferencia de prensa, lo que está haciendo el fiscal es citando lo que dijo el procurador en ese entonces: ‘Nosotros somos responsables’, dice, y creo que se refiere al otro señor, a Tomás Zerón”.
Al darse a conocer que la “verdad histórica” sobre el caso Ayotzinapa la semana pasada, el ex procurador fue detenido bajo el cargo de bloqueo a la administración de la justicia por “inventar” esta mentira para cerrar la indagatoria, así como por tortura y desaparición forzada.
En este sentido, aunque no ha sido mencionado por ninguno de los inculpados, el ex presidente Enrique Peña Nieto podría ser implicado y, de ser necesario procesado en caso de comprobarse la alcuación en estos hechos; no obstante, puntualizó el mandatario: “si en las declaraciones de los implicados, presuntos responsables, aparecen nuevas versiones, más información, todo eso se va a tomar en cuenta por los jueces […] Entonces, claro que hay una gran corresponsabilidad de muchos, pero los que participaron de manera directa son los que están siendo juzgados, la investigación no se cierra, pero no nos podíamos quedar así”.
En este sentido, enfatizó que es un proceso en pleno reinicio, por lo que podrían “aparecer más nombres”, además de no descartar la extradición de Tomas Zerón de Lucio, uno de los principales manipuladores de pruebas para sustentar la mentira con la que el gobierno priista pretendió ocultar un acto flagrante de autoritarismo y corrupción.
Asimismo, manifestó que la responsabilidad de las Fuerzas armadas no será solapada por el gobierno, como en ese entonces, al ser la única manera de mantener su prestigio el hecho de aceptar su implicación en estos aterradores sucesos.
“Y también, nada de que se actúa así para proteger el prestigio de las Fuerzas Armadas. No, el prestigio de las Fuerzas Armadas se obtiene actuando con rectitud, no ocultando las cosas. Además, las Fuerzas Armadas como institución son una cosa y la actitud de ciertos miembros de las Fuerzas Armadas son otra, no es lo mismo”.
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