Ximena Barragán
“No todo es malo, hay cosas feas… pero también … creces mucho”
Para Elizabeth, llevar una condena privada de su libertad ha sido, además de una forma de cumplir con una orden judicial y saldar una deuda con la sociedad, una oportunidad de crecimiento, una verdadera opción para trabajar en una efectiva reinserción social. Lo ha sido, lo es, porque así lo ha elegido.
Mientras que en el imaginario colectivo, alimentado por películas, series y relatos casi a forma de leyendo urbana, los penales mexicanos son el lugar más cercano al infierno, el sistema penitenciario mexicano, y estatal, con sus deficiencias (sobrepoblación, corrupción, deficiencias en atención médica) también ofrece la posibilidad de transformar vidas de manera positiva.
Dentro de los cárceles estatales, los reos tienen la opción de incorporarse a 5 ejes de reinserción: deporte, capacitación para el trabajo, autoempleo, salud y educación, a través de un mecanismos voluntario (y en ocasiones mandatorio) de puntaje, mediante el cual, puede acumular beneficios como reducción en sus sentencias, saldo de multas a través de actividades no remuneradas, entre otras cosas.
En el caso de la sección femenil del penal de Santiaguito en Almoloya de Juárez, las mujeres privadas de su libertad pueden acceder a talleres de costura, confección en papel fomi, capacitación vía zoom, actividades deportivas y talleres temporales como el Seminario de Cuento del proyecto Flores en la Herida, de enero a abril del 2022.
Además de participar en otras actividades, Elizabeth eligió sumarse a este seminario impartido por Daniela Armijo, en el cual, además de compartir ejes teóricos e invitar a autores a compartir con las aspirantes a creadoras, se desarrollaron y tallerearon 8 cuentos que serán publicados a finales de este año.
A lo largo de cuatro meses, en dos sesiones de 2 horas por semana, las reas trabajaron, cada una, un cuento, con temática libre, cuyos únicos requisitos fueron extensión y que cumpliera con la estructura literaria de la narración breve.
Aunque al principio, creía no sentirse lista para escribir, pues nunca lo había hecho, Elizabeth ya disfrutaba de la lectura, y eso, según le dijo Daniela, era el único requisito para iniciarse en la creación literaria, así que, a diferencia de algunas de sus compañeras, no declinó, y, después de conocer la teoría y aplicar los conocimientos adquiridos a su redacción, se sorprendió de los resultados.
“Yo fui la primera que leyó la primera vez y a todas mis compañeras les encantó … Dany, fue la que me hizo algunas correcciones”, cuenta en entrevista para Portal, la ahora autora, que con la próxima publicación en la compilación del taller busca crear un impacto en la comunidad, así como promover una nueva percepción de la vida en la cárcel.
“ Que la historia marque, que mueva, que impacte… que a través de esta historia, que es una fuerte y que puede ser, en algunos aspectos friccionada, y en otros, real, el lector pueda cuestionar cosas , y conocer un poco más de cómo se vive aquí”.
(Foto: Vanessa Baez )
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