Eric Rosas

Indignación mundial

El visceral ataque que la directora general del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) ha lanzado en contra de la comunidad científica de México y que, aprovechando su nueva amistad adquirida con el fiscal general de la República mediante del otorgamiento del nivel III en el Sistema Nacional de Investigadores, ha podido impulsar hasta extremos tan deshonrosos como el de acusar a una treintena de colegas de felonías propias del crimen organizado, como el lavado de dinero, solicitando para ellos sendas órdenes de captura a un juez del penal de máxima seguridad de El Altiplano a fin de que los señalados pudieran ser recluidos en el mismo lugar de donde escapó Joaquín Guzmán Loera a través de un túnel de más de un kilómetro de longitud, ha encendido las alarmas entre la comunidad científica de México y de todo el mundo. A los incontables comunicados emitidos por instituciones académicas y asociaciones científicas de nuestro país, se sigue sumando un creciente número de manifestaciones de preocupación emitidas por academias de ciencias otras naciones, así como por organizaciones internacionales defensoras de la ciencia y de los derechos humanos.

En los días más recientes destacaron entre estos pronunciamientos de descontento e indignación, los emitidos por la Academia Nacional de Ciencias del Uruguay, la Academia de Ciencias de América Latina, la Red Global sobre Economía de la Innovación en el Aprendizaje y Sistemas de Desarrollo de Competencias (Globelics), la International Human Rights Network of Academies and Scholarly Societies (IHRN – Red Internacional de Derechos Humanos de las Academias y Sociedades Académicas) y la Red de Popularización de la Ciencia y la Tecnología para América Latina y el Caribe (RedPOP), entre otras. Pero sin duda resalta por su importancia y peso político internacional, la carta que los tres secretarios internacionales de las National Academies of Sciences, Engineering, and Medicine (NASEM – Academias Nacionales de Ciencias, Ingenierías y Medicina) de los Estados Unidos de América (EUA) le dirigieron al presidente López con copias a los embajadores plenipotenciarios de México y EUA en ambas naciones.

En la carta dirigida por los secretarios de la NASEM, se muestra con claridad la preocupación ante la andanada de acoso, intimidación y hasta violación de sus derechos humanos de que está siendo objeto la comunidad académica mexicana, y los efectos negativos que esta cruzada pueda reflejar en la cooperación científica internacional. Pero la misma misiva cierra con una frase diplomática en la que de fondo urgen al presidente de México a garantizar el respeto a los derechos humanos de los 31 imputados y a promover la apertura del caso ante el marco internacional de procuración de los derechos humanos.

Aunque la titular del CONACyT ha intentado deslindarse de esta persecución política de que ha hecho sujetos a 31 científicos y ha intensificado en días recientes sus esfuerzos comunicativos buscando limpiar la imagen de la dependencia, que tanto ha manchado en los meses en que ha estado al frente, y quizá habiéndose dado cuenta del profundo daño que su pifia ha infringido a la imagen del presidente de la nación, la  realidad es que esta prepotente acción ya ha trascendido las fronteras de nuestro país y difícilmente será algo que la comunidad científica internacional dejará de vigilar mientras subsista ese tufo a persecución política.

Lo anterior, dicho sin aberraciones.

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