“Yo quería llamarme Emilio, como tú, y otros poemas” es el título de una nueva antología de Grafógrafxs, el proyecto literario que tomó la ciudad hace más de dos años como reflejo de una nueva estética y visión del arte que problematiza y asume la escritura en su complejidad, por ejemplo, al compartir y enriquecer las voces de estudiantes y profesores universitarios de sociología, medicina, diseño, antropología, derecho, psicología, ciencias políticas, historia, química, ingeniería y letras, para preguntarse qué nos ofrece imaginar la realidad o quizá la principal dificultad, esa de revertir discursos hegemónicos y yertos. La eterna pregunta sobre la belleza. Y en este caso la belleza en una ciudad industrial arrasada por una mancha urbana caótica, gris, entre la violencia, la hostilidad, la negación y el aniquilamiento. ¿Pero no es así el São Paulo de Roberto Piva? ¿La Herida cubierta de malva, de Alonso Guzmán? ¿La danza escatológica y fúnebre de las moscas en un poema de Cecilia Juárez? Justo el escenario siempre trágico y perfecto (perfecto en su tragedia atroz y ensordecedora) de la última novela de Cristina Rivera Garza, “El invencible verano de Liliana”, y del asesinato impune, también, de Guillermo Fernández. Hablo de un espacio físico, papel, materialidad, cuerpos. Una revista para regalar y anunciar nuevos colores y recorrer la ciudad bajo una nueva luz, que no escamoteara la vida en todos sus acentos. Escribir que escribimos. Es el laboratorio de una idea central: el arte es un organismo vivo. Los artistas anónimos tomaron la ciudad hace muchos años, pienso en Don Porfirio, el Señor de las Bestias. Pienso en las pegatinas de naves estelares, de ojos cansados de la vigilancia policiaca, de André el Gigante, de bichos improbables que se divierten en el paisaje recoleto y tímido. Escribir una nueva ciudad. Escribir como si inventáramos una nueva banda de punk. Escribir como si pintáramos. Y luego la pandemia y muchos días terribles que me hicieron dudar si era posible volver a vivir esa electricidad de las sesiones presenciales, la palabra en boga necesaria que subrayar. Pero vale decirlo de nuevo, todos los jueves nos reuníamos con alegría casi 30 personas en la sala Ignacio Manuel Altamirano de rectoría a descubrir y leer tantos poetas que vivieron en lugares parecidos al nuestro, y revirtieron, y jugaron a nombrar amores nuevos, soledades, batallas, a desarmar la realidad para conocerse mejor. ¿Cuánto nos dijeron Gladys y Yanko, ambos chilenos y de apellido González; Jaime Pinos; Fabián Casas; Dolores Dorantes; Miyó Vestrini; Cuqui; Laura García Renart, y René Wilson? Y en septiembre de 2020, pensando en que ya no habría más “sesiones presenciales”, con desgano y escepticismo abrí las sesiones virtuales. Para sonrojo de mi ser anacrónico y achacoso llegaron y continúan llegando personas excepcionales y de muchísimos países y ciudades, interesadas en escribir. Escribir que escribimos. Que una nueva estética puede sobreponerse a la inane de las simulaciones en que la cultura es un adorno, aquella en la que la alta cultura es un refinamiento mezquino y sordo de unos cuantos. Escribir que escribimos, también en Mexicali, Chihuahua, Saltillo, Morelia, Zamora, Guanajuato, Mérida, Guadalajara, Monterrey, Puebla. Los artistas anónimos tomaron las ciudades hace muchos años. Y estos nuevos escritores tomaron la literatura mexicana. Consigno mi prólogo y hago una atenta invitación para que lean a Israel, Paty, Aída, Adrián, José Luis, Elena, Richi, Rafa, Ana, Mariel, Lolbé, Luis Fernando y Cyntia. La antología puede descargarse aquí: http://grafografxs.uaemex.mx/vista/descargas/pdf/antologia.pdf o escaneando el código Qr:
Prólogo
1. El ejercicio era desmantelar el entendimiento del poema como recipiente de amor, emociones y buenos sentimientos.
2. Encontrar como tema un villano.
3. Estamos agotados del éxito de las palabras del éxito.
4. La trama hueca de los herederos y sus deseos interestelares.
5. La trama hueca de los herederos y la sabiduría.
6. La trama hueca de los herederos como salvadores ecológicos.
7. La trama hueca de los herederos y sus consejos condescendientes o despóticos o irracionales.
8. Jaime Pinos: “El dinero es todo / El sentido común La len- gua oficial”.
9. Confrontar ese lenguaje vivo en las redes sociales.
10. Leer con atención, hacer todas las preguntas.
11. Invadirlo.
12. Colapsarlo.
13. Que regrese a la superficie distorsionado, suelto, lúdico, calibrado para un nuevo recorrido.
14. En todas las preguntas sobre ese lenguaje vivo que también podríamos llamar organismo de enajenación & depredación de lo homogéneo están las preguntas importantes acerca de la realidad, el sentido de la vida, el país, el registro de un periodo histórico, la escritura.
15. Escribir es tener los pies sobre la tierra. Conclusión fácil: esta tierra.
16. Sobre la patria y esta historia común llamada México, pienso en quién o qué es el observador del acorazado frenético en el que ondea el espejismo de una bandera de tres colores que avanza hacia los ojos de cualquier apocado espectador, en un cuadro de Enrique Guzmán, el pintor.
17. La imagen de la portada es una pegatina callejera de un perrito pirata-bucanero avistado en septiembre de 2021 en el centro de Toluca. También deseamos que eso sea la ciudad.
Sergio Ernesto Ríos
Sergio Ernesto Ríos (Toluca, 1981). Es director de Grafógrafxs, revista de literatura de la Universidad Autónoma del Estado de México. Publicó Larga oda a la salvación de Osvaldo (UANL, 2019), en coautoría con Minerva Reynosa; El ganador del primer premio del centro de estudios interplanetarios (Periferia de escribidores forasteros, 2019); máquina portadora de cabezas (edición digital, 2018); Quienquiera que seas (FOEM, 2015); Brazuca (Palacio de la fatalidad, 2015); Obras cumbres (Bongobooks, 2014); La czarigüeya escribe (Editorial Analfabeta, 2014), en coautoría con Diana Garza Islas; Muerte del dandysmo a quemarropa (UANL, 2012), y Mi nombre de guerra es Albión (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2010).
Tradujo del portugués copia_de_seguridad_3.1 (Grafógrafxs, 2021), de Érica Zíngano, Una confesión en la boca de la noche, de Danilo Bueno (Grafógrafxs, 2021); Boa sorte, 7 poetas brasileñas (Grafógrafxs, 2020); Bruno Brum a ritmo de aventura, de Bruno Brum (Palacio de la fatalidad, 2017); Droguería de éter y de sombra, de Luís Aranha (Palacio de la Fatalidad, 2014); Oda a Fernando Pessoa (Palacio de la Fatalidad, 2017), Paranoia (Palacio de la Fatalidad, 2013) y Voy a moler tu cerebro (Red de los poetas salvajes, 2010), de Roberto Piva; y la antología de poetas brasileños nacidos en los ochentas Escuela Brasileña de Antropofagia (Kodama Cartonera, 2011). Tradujo del inglés, con Diana Garza Islas, Una noche, senté a Donald J. Trump en mis rodillas/Y otras teorías estéticas del siglo XXI (Oficina Perambulante y Palacio de la Fatalidad, 2017), a partir de un ejercicio de Chris Rodley.
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