En un régimen democrático se necesita hoy mismo equilibrio para evitar el absolutismo, que es primo hermano del autoritarismo y de la dictadura, y en una democracia como la de México, la cual no está totalmente consolidada, pero es razonable, no nos podemos dar el lujo de las regresiones, afirmó César Camacho, presidente de El Colegio Mexiquense.
En la presentación del libro El control constitucional, del que es coautor con el investigador Manuel González Oropeza y ha sido publicado por la Universidad Autónoma del Estado de México, aseguró que el país necesita consolidar su sistema de equilibrios, de frenos y contrapesos, para evitar que un poder atropelle a los otros.
En la Feria Internacional del Libro del Estado de México 2021, dijo que en México se debe solidificar el control judicial, es decir, la función jurisdiccional, para cuidar que las decisiones del Congreso de la Unión, de las legislaturas de los estados y cuanto más del presidente puedan estar sometidas al escrutinio de un juez, es decir, de una autoridad judicial federal.
Asentó que nadie se puede arrogar la posesión de la verdad y lo que hoy mismo necesitamos es evitar que cualquier poder, más aún en un sistema con arquitectura constitucional presidencial, pueda atropellar, amagar o reducir a los otros poderes.
Se refirió a los organismos constitucionales autónomos (OCA), los que nacieron bajo el mismo principio con que se crearon los tres poderes de la Unión y, dijo, todos son producto de una evolución y de una convicción equilibradora, pues primero formaron parte del Poder Ejecutivo, pero hoy tienen consejos consultivos colegiados, y ello implica que debe haber construcción de consensos, cuando menos de mayorías, y no decisiones caprichosas de una sola persona, pero cuando hay un franco amago para descalificar, debilitar, desaparecer o anular el trabajo de los OCA, estamos en peligro, porque lo que está en peligro es el equilibrio del ejercicio del poder, puntualizó.
Añadió que es imposible ir contra el ciclo de historia y pretender que en lugar de control constitucional haya hegemonía personal o ejercicio prácticamente omnímodo, siempre peligroso, del poder, y de ello trata el libro, al que consideró una obra provocadora e inconclusa, porque la mayor parte de su contenido es histórico, y cuyo título remite al principio de que el poder siempre tiene que estar sometido a la Constitución.
En los comentarios a la publicación, José Dolores Alanís Tavira, director de la Facultad de Derecho de la UAEM, refirió que varias constituciones en el mundo han establecido diversas formas de organización y han creado medios de control constitucional para asegurar el respeto, vigencia y aplicación de las mismas leyes fundamentales.
El jurista e investigador Manuel González Oropeza, coautor del libro, dijo por su parte que con este se busca proponer una teoría general del control de la constitucionalidad, el cual es la piedra toral de la importancia de la norma más fundamental del Estado, a pesar de que muchas veces se la trata como un documento casi sin importancia que no tiene la posibilidad de ser aplicado coercitivamente.
Para responder a los interrogantes de cómo se garantiza la aplicación de una norma constitucional, con toda su majestad, y qué pasa cuando se la violenta o se evita su aplicación afectiva está encaminado el control constitucional, que en el caso de México deriva del artículo 133, el cual establece la supremacía constitucional, explicó.
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