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La onda plana 2021-09-19

#BuscoTrabajo

Los cientos de jóvenes científicos repatriados por la administración anterior del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) mediante el programa denominado “Cátedras Patrimoniales” reaccionaron en días pasados con mensajes en redes sociales usando el hashtag #BuscoTrabajo, ante los cambios irracionales plasmados como condiciones en el nuevo reglamento-contrato que se les pretende imponer por la actual titular de este organismo federal, y en el que se les exige que, para que puedan mantener su empleo, ¡deben entregarle al CONACyT evidencia de que han buscado empleo! Sí, es así de incongruente y absurdo como se lee.

Toda nación, y más aún una con la importancia demográfica, económica y política de México, requiere de refrescar generacionalmente su planta productiva y de ligarla al desarrollo científico y tecnológico. Aquellos países que renuncian a este recambio generacional sólo comienzan a rezagarse irremediablemente en el concierto mundial de naciones y terminan por volverse dependientes por completo. Ante esta necesidad de transformar la fuga de cerebros en una circulación de tales es que, en el pasado, México había impulsado varios programas de repatriación y retención.

Con estos esfuerzos se intentaba crear unas condiciones económicas y laborales competitivas para que los graduados de posgrados en México y en el extranjero pudieran insertarse en las instituciones académicas y de investigación establecidas en nuestro país, y desde éstas se vincularan con la industria para incentivar la transferencia de conocimiento que les ayudara a ascender en su nivel de desarrollo tecnológico y de innovación. Durante varias décadas, el programa de Repatriación implementado por el CONACyT permitió que maestros y doctores encontraran en México oportunidades reales para desarrollarse profesionalmente, pues la dependencia financiaba desde los gastos de viaje y mudanza, hasta el salario del joven científico durante, al menos, su primer año de trabajo; tiempo que le permitía a la institución receptora tramitar la plaza correspondiente, al tiempo que aprovechar el conocimiento fresco del recién contratado. A este programa se le podía ligar con el de Retención, en el que CONACyT compartía el apoyo con la institución a través de becas de equipamiento, para así aumentar las probabilidades de una reinserción exitosa del investigador repatriado en la institución mexicana que lo había acogido.

Los muchos años de funcionamiento exitoso de estos programas permitieron que México redujera considerablemente la fuga de cerebros y recuperara la inversión tan importante que representa el formar a especialistas en distintos campos de la ciencia y la tecnología. Las incontables experiencias de los programas de Retención y de Repatriación permitieron su refinación, manifestada a través del Programa de Cátedras Patrimoniales que, en el sexenio anterior logró apoyar a más de dos mil jóvenes científicos mexicanos formados en nuestro país y el extranjero, en los campos del conocimiento de actualidad necesarios para modernizar a nuestra sociedad y economía. Pero como ha sucedido con todos los programas del CONACyT, la política austericida implementada en estos tres años ha consumido los recursos necesarios del Programa de Cátedras Patrimoniales y orillado a la actual administración del CONACyT a emprender esta andanada de hostilidades en contra de los nuevos investigadores que, de no ser detenida pronto desde San Lázaro, acabará echando a patadas de México a miles científicos jóvenes.

Lo anterior, dicho sin aberraciones.

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Nacional
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