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Familia y sociedad 2021-08-13

Pandemia…Información…Infodemia… ¿Cuál es NUESTRA RESPONSABILIDAD? 

Laura Barreal Danel  

¡¡¡Muy estimade lectore !!! Le saludo con el agrado de desear a Usted y a los suyos, que se encuentren gozando de salud y de muchas más bendiciones. Asimismo, me es grato agradecer de su parte, el espacio que abre en su agenda para la lectura de las presentes líneas, las cuales en ésta ocasión y, debido al gran incremento de casos de contagios de COVID-19 en los últimos días, dedicaremos a la importancia de saber distinguir las “noticias falsas” o fake news de la información con sustento científico, que no ponga en peligro nuestra salud y nuestra vida y la de quienes están a nuestro alrededor. 

Sin duda, la experiencia de la pandemia ha representado para la humanidad un reto que nos ha colocado a todos y a cada uno de los seres humanos frente al riesgo de perder la salud e incluso la vida, si es que no atendemos a las recomendaciones que los científicos nos han venido haciendo desde la aparición del coronavirus. 

Miguel Angel Mendoza, en un artículo publicado en el mes de Julio del año 2020, sobre “Fake news y sus riesgos en tiempos de COVID-19”,  nos comparte que las denominadas “fake news”, noticias falsas o paparruchas (si es que queremos utilizar una palabra de nuestro diccionario para hacer referencia a este tipo de publicaciones) y que, en los últimos tiempos ha cobrado notoriedad, principalmente por dos razones: debido a la facilidad y rapidez con la que se propagan, y por el impacto que pueden generar. 

El autor, en el mencionado artículo realiza un interesante análisis sobre el impacto que han tenido las noticias falsas durante los últimos meses, principalmente las vinculadas a un sector crítico como es el de la salud. 

Mendoza refiere que durante los últimos años, las “fake news” tuvieron mayor notoriedad en el marco de procesos electorales, siendo utilizadas para incidir en la población, especialmente entre los votantes…..Por otro lado, se han llevado a cabo análisis de los efectos de la desinformación en otros ámbitos, algo que se puede confirmar a partir de la gran cantidad de información falsa en torno a la enfermedad que ha estado circulando desde el comienzo de la pandemia. 

Es importante acotar el comentario de Miguel Angel Mendoza respecto a que el tema resulta tan delicado que incluso la OMS ha utilizado el término “infodemia” para referirse a la práctica de difundir noticias falsas o información incorrecta relacionada a la pandemia, dado que en el contexto actual, la desinformación ha representado un problema más grave al tener la capacidad de poner en riesgo la salud e integridad de las personas”. 

Observemos cómo es que, desde que la circulación del COVID-19 se extendió a nivel global la desinformación promovió, entre otras cosas, que alguien con síntomas experimentara con remedios que carecían de evidencia científica que demuestren su efectividad con la esperanza de curarse o que aquellos que viven en países con climas cálidos no tenían que preocuparse, explicó UNESCO. 

Es una realidad que en un contexto de pandemia, la desinformación atenta contra la salud de las personas pues, tal como acota Mendoza, la “viralización” de la información falsa influye de forma directa en la conciencia colectiva y el problema radica en la velocidad con la que se propaga, especialmente si su creador la promociona y comparte desde múltiples cuentas y redes al mismo tiempo. 

Ahora bien, las noticias falsas en torno a la pandemia han hecho circular desde noticias, mensajes, audios y videos en los que incluso, se llegó a afirmar la inexistencia del virus (lo cual motivó que muchas personas ignoraran las medidas sanitarias), hasta la distribución de información sensacionalista que contribuyó al aumento del temor y angustia de las personas. 

También se menciona en el artículo de referencia que, otro tipo de noticias falsas alentaban a ignorar las recomendaciones realizadas por médicos, científicos y especialistas, al punto de que incluso reconocidos medios de comunicación se vieron influenciados por las “fake news” y llamaron a hacer caso omiso a las medidas recomendadas por las autoridades sanitarias, exponiendo aún más la salud e integridad de las personas. 

Asimismo, pudimos percatarnos de que, las supuestas curas o medicamentos para tratar la enfermedad, que circulaban a través de las redes sociales proliferaron, a pesar de que de forma oficial no existe un tratamiento específico para el nuevo coronavirus y solo se indican medicamentos para aliviar los síntomas. En éste sentido, la difusión de este tipo de información ha provocado que la infodemia potencie el impacto de la pandemia. 

El autor remarca que las consecuencias de compartir o dejarse llevar por información apócrifa puede derivar en conclusiones de mayor gravedad, ya no solo por las campañas maliciosas que existen detrás de estos mensajes falsos y que en algunos casos buscan robar información y atentar contra la privacidad, sino también por aquellas que afectan directamente a la salud. 

Miguel Angel Mendoza hace una interesante mención en su publicación respecto a que combatir las “fake news” es una tarea difícil y que, como usuarios responsables y conscientes de las posibles consecuencias de propagar este tipo de mensajes, resulta entonces fundamental verificar y cotejar tanto las fuentes, como la información misma antes de distribuirla, así como tomar con cautela la información que se difunde a través de internet. No creer todo lo que se publica y tener la capacidad de discernir. 

Ahora bien, en muchas ocasiones este tipo de información podría expresar nuestras propias ideas, lo cual no implica que se trate de una información fidedigna y verídica. Pues, puede existir un sesgo. 

Por su parte, el tecnólogo y emprendedor argentino Santiago Billinkis, autor de varios libros y orador de charlas sobre el poder de manipulación de las redes sociales, explicó en una entrevista que las personas muchas veces comparten lo que les gustaría que sea verdad, sin importarles tanto que el mensaje sea legítimo. 

También, hemos sido testigos, a últimas fechas como las noticias falsas respecto a la aplicación de las vacunas, han llevado a grupos de personas a negarse a la aplicación de las mismas y, hoy por hoy, se están presentando contagios a familias enteras que han sido negativamente influidas por corrientes anti-vacunas y que muchas de ellas están presentando “enfermedad grave” con riesgo de muerte, debido a la infodemia acerca de la vacunación para la protección del coronavirus. 

Es por ello queride  lectore que, como bien afirma el tecnólogo Billinkois, actuar de manera responsable consistiría en "analizar” el impacto que podría tener la difusión de la información, así como, dedicar tiempo para conocer el contexto de la nota (fuente, fecha, medio, etc) y también, salir de la burbuja y consultar al respecto antes de compartir. 

Ahora bién, sugiere que “si no se tiene la certeza de la veracidad de la información, es necesario evitar compartir el contenido”. Esto resulta muy importante ya que, de esta forma se rompe la cadena de desinformación y contribuimos a que menos personas puedan verse afectadas. 

Es definitivo que, vivir en la época digital nos aporta una serie de grandes beneficios que, si los sabemos aprovechar y somos suficientemente responsables, se pueden convertir en herramientas muy importantes para el desarrollo y crecimiento personal y comunitario. Sin embargo, también pueden resultar armas peligrosas, en cuanto a que los contenidos que se manejan en las redes, muchos de ellos resultan absolutamente falsos y,  se requiere contar con un criterio de valoración que permita a los usuarios “discernir” sobre la validez o falsedad de la información que se recibe a través de las redes sociales. Para que, de acuerdo al análisis que se haga de tales datos, nos podamos percatar de la verdad o falsedad de la misma, para no caer en la peligrosa “infodemia” y que el mal manejo de ésta podría colocarnos y colocar a los demás en verdaderas situaciones de riesgo.   

En éste sentido sin duda, el tema de la responsabilidad personal” se convierte en un requisito fundamental para los adultos, quienes tenemos acceso a las redes sociales, así como para los menores de edad, cuya supervisión de los padres es indispensable para evitar que los pequeños accedan a información por encima de su capacidad de comprensión, así como aquella que interfiera con su desarrollo integral de personas valiosas, únicas e irrepetibles. 

                                                                                              Y…¡¡¡ Hasta la próxima!!!l  


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