Aranxa Solleiro
En el año 2019, el último año en que se registró el número de adultos mayores residentes en el estado de México por la COESPO, existen un millón 807 mil 74, de los cuales , 826 mil 125 son hombres y 980 mil 949 mujeres. En el año 2010, se indicaba que de cada 100, 95 son activos económicamente.
A pesar de las condiciones laborales que se tengan para la mayor parte de la población, el sector de la tercera edad presenta comúnmente indicadores de vivienda precaria. Según la CONEVAL en 2018, 41.9% de la población se encontraba en situación de pobreza y respecto a pobreza extrema, se tuvo un registro del 6.8 %.
Aunado a ello, el desinterés por continuar cuidando de su salud e integridad de parte de familiares, refleja aspectos de soledad en adultos de 65 años o más, puesto que sus correlativos -en su mayoría de ocasiones- no pretenden atender sus necesidades, conllevando a una situación de riesgo en la salud física y mental de éstos.
Don Ramón es trabajador en el Municipio de Toluca manteniendo limpios los espacios públicos de la ciudad desde hace 23 años, a sus 72 años, pertenece al grupo vulnerable de la sociedad en el cual, desempeñar una labor, cualquiera que sea el tipo, no resulta en la mayoría de ocasiones como una actividad idónea, puesto que el esfuerzo físico es avasallante y aún más, las exigencias de quienes son encargados de su ocupación.
“Me dedico a esto y me da gusto porque uno se mantiene activo, además ayudas a que la ciudad esté limpia. Yo todavía me siento con mucha fuerza para hacerlo y mientras me lo permitan, aquí seguiré.” Comentó con un ligero velo blanco en sus pupilas.
Él, habita con su esposa, no obstante, comparte que la mayoría de sus hijos viven alejados de su hogar, por lo que a momentos, le inyecta un sentimiento de desolación y nostalgia, situación que puede amedrentar su producción laboral y su salud.
“Si uno no está acompañado de su familia, a veces te sientes sin ganas de hacer las cosas o hasta te enfermas, no digo que mis hijos no me ven, claro que sí, pero cuando uno va siendo cada vez mayor, desea tenerlos cerca todo el tiempo.” Aseguró, mientras continuaba relatando que cumplía el viernes 25 de junio, una semana de haberse reincorporado a sus labores, dado que sufrió de contagio por Covid-19.
“Me dieron casi todo el año de descanso, me enfermé en mayo del año pasado y me pidieron que me fuera a mi casa y descansara. No había trabajado hasta apenas una semana. Yo creo que fue también por todo lo que recoge uno, aunque se supone que lo hacemos con cuidado pues no siempre se puede no tocar nada.” Argumentó.
En cuanto a cuestión salarial, Don Ramón gana alrededor de 5 mil pesos mensuales, por lo que sus gastos no pueden ir más allá de lo esencial, enfatizando en que, durante su recuperación ante el Sars-Cov-2, tuvo que recibir ayuda a sus hijos para sobrellevar la adquisición de medicinas y tratamiento.
En cuanto a la perspectiva de la actitud de las personas hacia su trabajo, puntualiza que no siempre recibe un gesto grato de parte de los citadinos, dado que no respetan las áreas verdes y cada día que pasa, se encuentra mayor cantidad de basura, remitiéndose a los botes de desechos que llegaron a colocarse en la zona centro de la capital hace aproximadamente 10 años, cuya finalidad no pudo desarrollarse como se tenía pensado, pues tampoco hacían buen uso de ellos y la acumulación de basura era mayor y en desorden.
“Yo creo que como en todos lados, te encuentras gente que aprecia lo que haces y otros a los que no les importa. Hay zonas de la ciudad que están muy llenas de basura y cada vez es más lo que levantamos, como si no les hubiera entrado un poquito de razón de todo lo que se ha vivido últimamente.” Dijo.
A pesar de la mínima valoración de su labor, Don Ramón día a día sale a las calles con un entusiasmo envidiable, especialmente porque, cual guerrero, venció al virus del que muchos otros no han podido salir ilesos.
(Foto: Aranxa Solleiro)
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