Alfonso Godínez Mendiola
Insistimos que, en el PRI del Estado de México, ese priísmo de del Mazo, dentro de su gabinete, dentro del CDE del tricolor y dentro de los que acaban de ganar una alcaldía o una diputación local o federal, no hay uno solo que tenga, ya no digamos las posibilidades de ganar para su partido la gubernatura del Estado de México, sino de ser considerado “candidateable”, por más que otros espacios cucurbitáceos se apresuren a promover a quienes tan solo de ver sus nombres causan risa, pues algunos se han caracterizado por tener ya varias candidaturas, si, pero ¡perdidas! Y que si han tenido curules en su currículum ha sido por la comodísima vía plurinominal o “primera minoría”, y cuando han competido en las urnas, han perdido. Otros, nunca han tenido un cargo de elección popular y esta vez fueron llevados de la manita al congreso local sin tener que ir a buscar el voto popular y ya se andan promoviendo cuando ni siquiera han tomado protesta para su nuevo cargo. Pero eso no significa que el Revolucionario Institucional no tenga “gallos”. Si los hay, pero están fuera del “radar” (como le gusta decir a cierto corrupto en el exilio) del actual jefe político estatal, cuyos bonos subieron un poco tras recuperar una parte de todo lo perdido en 2018. Podemos hablar de Ricardo Aguilar Castillo y de Carlos Iriarte Mercado, quienes en su momento fueron las mejores cartas del priísmo para la gubernatura, pero sabemos por qué no llegaron. Por el lado de las mujeres, otra carta fuerte es la diputada federal que ganó su reelección, ahora sí en las urnas, Ana Lilia Herrera Anzaldo. Los tres anteriormente mencionados, tienen tres aspectos en común: ya fueron presidentes estatales del PRI mexiquense, estarán en San Lázaro en la próxima legislatura y, algo importante a considerar por la militancia, es que nunca han perdido una elección. Fuera de ellos tres no hay uno solo candidateable, reiteramos. De ahí que, ahora que se habla de continuar con la “Alianza por México”, si el juniorato impone candidato, tendría que ser con un abanderado no priísta, es decir, el panista Enrique Vargas del Villar, y eso lo hemos sostenido en este espacio desde antes de los pasados comicios. Otros perdedores no tienen autoridad moral para tratar de imponer directriz alguna al partido… Y ya que mencionamos al juniorato, vuelve hacer de las suyas, pues designó a otro junior en un alto cargo de la administración pública, en la Dirección General de Comercialización Agropecuaria, de la Secretaría del Campo. Se trata de Enrique Jacob García, hijo del cacique de Naucalpan y diputado local electo. Los juniors lelos más emporados que nunca, por eso es el juniroato. En ningún otro estado del país se da tato el nepotismo como en el Estado de México, donde hay varios miembros de varias familias en la administración del junior. Y de los juniors lelos que impusieron como candidatos para el pasado proceso electoral, algunos de ellos sí ganaron, por lo que el juniorato se vuelve a fortalecer mientras su militancia, como el chinito: “milando” … A propósito, los “colaboradores militantes” del PRI mexiquense siguen sin cobrar sus ya trabajadas quincenas… Qué tengan un excelente “ombligo” de semana, raza…
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