A pesar de que el Estado de México no figura dentro de los cinco estados con mayor número de productores de carne de res y de cerdo, cada año sacrifica alrededor de 500 mil a 600 mil cabezas de porcino, 120 mil de bovino y 20 mil de ovino, postulándolo como el  estado con mayor producción de carne ovina en el país, según datos de INEGI en su última exposición de estadísticas en 2015. No obstante, durante la pandemia, por lo menos los primeros tres meses se vieron afectados los agricultores y vendedores por falta de recursos y proveedores de alimento para mantener a los ganados, causado por la suspensión de actividades y cruce de carreteras en el confinamiento, provocando con ello, el alza de precios. 

Aranxa Solleiro  

Para los carniceros del Mercado Juárez, los clientes bajaron considerablemente, puesto que había aumentado por kilo a más de 160 pesos la carne de res y a 90 pesos la de cerdo, siendo éstas las de mayor consumo en la población toluqueña. Hoy en día, tras la estabilización de consumo y actividades sociales, se mantienen en 150 y 80 pesos respectivamente. 

Tras anaqueles infestados de rojizas pilas de carne, Álvaro Perdomo carnicero desde hace 25 años, comenta que para ellos también ha sido difícil mantenerse y recuperar lo perdido, ya que durante el encierro, había días en los que más del 70 % de su producto no se vendía, lo que evidentemente, bajaba la calidad del mismo.  

“La venta sí fue bajando, nos mantuvimos abiertos todo el tiempo pero como varios locales se cerraron, ya no llegaba la misma cantidad de gente y solo nos pudimos mantener de los clientes que ya tienen años de comprarnos. Yo siento también que por estar dentro del mercado, a lo mejor la gente podía pensar que era más riesgoso y no venían. Había días que no vendíamos más de 500 pesos y nosotros por lo menos en un día normal, antes de todo, vendíamos entre dos mil a cuatro mil pesos, porque también le vendíamos a hoteles y restaurantes pero como algunos cerraron y otros bajaron también su venta, pues nos llevaron de corbata.” Comentó.  

Del ingreso diario, se pagan por supuesto, salarios de trabajadores, pago a proveedores y además, la renta del local en donde están establecidos, siendo alrededor de 3 mil pesos mensuales.  

Los cuidados de protección y constante limpieza, por otra parte, han tenido que incentivarse y mejorar notablemente, puesto que las revisiones de salubridad son rigurosas, protegiendo a Álvaro y a su equipo de trabajo, de presentar algún contagio durante el tiempo de pandemia.  

“Tuvimos que ser estrictos con nuestra limpieza, de por sí nunca hemos sido sucios, siempre mantenemos limpio el lugar, pero ahora por lo menos, debemos de lavarnos todo el tiempo las manos, trajimos un gel para que al llegar el cliente se limpie las manos y tenemos prohibido atender a gente sin cubrebocas, pero hay algunos que no lo respetan y pues así como están las cosas preferimos venderles a negarles la atención. Mientras estemos nosotros protegidos, creo que todo está bien, al menos no hemos tenido problemas hasta ahora.” 

Más allá de las campañas sobre la reducción del consumo de carne y su advertencia al daño a la salud, la producción agrícola del sector, ha sido uno de los principales pilares económicos, contemplando que la entidad mexiquense aporta el 3.2 % al PIB nacional, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía en 2019.  

Al día de hoy, Perdomo y su equipo venden alrededor de dos mil a mil 500 pesos diarios, por lo que consideran continuar de la misma manera para mantenerse y recuperarse, empero, son conscientes del incremento de contagios en la región y pensarse con un confinamiento más, provocaría un daño colateral exhaustivo. 

(Foto: Aranxa Solleiro)