Lucio Ramírez Medina*

¿Estamos Viviendo Tiempos de la Posverdad; Cómo Identificarla?  

Claramente estamos viviendo en México los tiempos de la “Posverdad” y podemos identificarla en una sociedad donde cada grupo defiende su verdad y establece su propio lenguaje, haciendo imposible en los hechos llegar a consensos generales, sobre todo cuando el lenguaje “políticamente correcto” domina el discurso público, alabando, deplorando parcialmente, incluso censurando.  

En un ambiente así, la convivencia se torna en una mera supervivencia, dado que no caben los acuerdos y predomina una visión relativista, parcial, temporal y revisable de cualquier asunto, ya que desde el poder se promueve la convicción de que ninguna cultura puede ser verdadera, superior o mejor que otra y, en consecuencia, han de asumirse el disenso, los localismos y la disgregación social. 

De hecho, se entiende por posverdad y así lo describe el Oxford English Dictionary, la predisposición a poner los sentimientos y las convicciones personales por encima de los hechos.  

La narrativa persistente, machacona del discurso oficial, con evidente sobredosis de información, de que todas las opiniones son igual de respetables y valiosas, termina por posicionar en el imaginario colectivo una realidad confusa, profusa y difusa, donde sólo el gobernante sale fortalecido con un mayor control colectivo.  

María Elvira Roca, en su estudio sobre propaganda mentirosa, desinformación y calumnia “Imperiofobia y Leyenda Negra”, advierte que manipulación ejercida con la posverdad, “puede dejar boquiabierto al mejor informado de la comunidad”.  

La posverdad, entonces es contraria a Orwell: “la libertad es el derecho de decir a la gente aquello que no quiere oir”, y afín a Nietzsche: “no hay verdades, solo interpretaciones” 

Toda ética basada en el deber aparece como imposición fanática y fundamentalista, se fomentan familias sin padre, analfabetos, jóvenes atrapados por las drogas, violaciones y asesinatos, producto de una cultura que fomenta el ego y la vida libre dice Lipovetsky y alerta que no hay en absoluto tarea más crucial que hacer retroceder el individualismo irresponsable, porque en la resolución de esos conflictos nos jugamos el porvenir de las democracias.  

*Licenciado y Maestro en Periodismo   

lurame_3@hotmail.com  @luciorm