2020-08-22-el-universitario-del-2020-debe-ser-proactivo-analitico-perspicaz-y-sonador

El universitario del 2020 debe ser proactivo, analítico, perspicaz y soñador.

El reto de esta nueva normalidad es doble ya que las circunstancias del mundo exigen seres humanos sensibles, honestos, pero sobre todo con la capacidad de proyectar con precisión su aportación en beneficio de los demás. Somos esa parte del entramado, que tiene la responsabilidad de ser empático y solidario. El ser universitario tiene estrecha relación con la juventud y todo lo que ello implica, el ser soñador, disruptivo y cuestionador es parte de la esencia de ella. 

Raúl Adolfo  

Otras características que deben sumar al perfil del universitario son el estar consciente y  el ser responsable de su educación en todo momento, esto de la mano de las herramientas tecnológicas a su alcance, hoy sin límite alguno. Con ayuda y explotación de la creatividad a su máxima expresión, ya que tenemos la obligación de actuar de la manera más rápida y eficaz para replantear futuros escenarios donde nuestro actuar responsable será decisivo para el progreso social. 

Somos pieza angular, donde el ser colaborativo, organizado y libre de pensamiento será determinante para el desarrollo del país. Las universidades como recintos del conocimiento, son el semillero de mujeres y hombres que se dedican a la investigación y análisis de los diferentes fenómenos que atañen a la sociedad. La universidad es el espacio idóneo para fomentar el diálogo, la discrepancia y la  reflexión, pero sobre todo la formación de quien debe brindar múltiples opciones a las  diferentes realidades en beneficio de todos, ya sea en temas sociales, económicos, políticos, entre otros, siempre en pro del mejoramiento colectivo.  

Las nuevas realidades nos impulsan a ser más determinados, comprensivos y solidarios, con el fin de generar contextos armónicos, cercanos a la hermandad, con responsabilidad y en beneficio del crecimiento y fomento del bienestar. Nos corresponde actuar, vivir y afrontar con valor los retos diarios, despertando la curiosidad, siendo partícipes de la mejora del entorno, actuando de manera local, pero generando impacto global, estamos más interconectados que nunca, aprovechamos estas herramientas y  nuestro potencial humano. 

Esta etapa es el inicio de colaboración transversal que traspasa fronteras y  alcanza objetivos a gran escala, mismos que nos posicionan como seres capaces de conquistar cualquier adversidad. El universitario hoy no está solo, es parte fundamental del engranaje social y su participación debe ser puntual y decisiva en la toma de decisiones colectivas.  

Argumentar,  proponer y actuar es ya nuestra apuesta por un comportamiento genuino para el mejoramiento del entorno, situados desde nuestra trinchera procesando con mentalidad de éxito ideas que incrementen el desarrollo personal, nuestros talentos y habilidades, para apostar a la satisfacción de las necesidades y  para generar mayor  felicidad.  

  Somos el impulso y espíritu de las sociedades, pero el corazón de las universidades. 

Foto de Tirachard Kumtanom en Pexels


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Nacional
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