2020-08-17-la-onda-plana-41

La Onda Plana 71

A la buena de Slim 

Eric Rosas

Tras cinco meses desde que el gobierno federal dio inicio al confinamiento como medida de contención ante la propagación descontrolada del virus SARS-CoV2 que provoca la covid-19, la sociedad mexicana recibió como un auténtico bálsamo el anuncio hecho desde el cono sur y que sacó a la luz las negociaciones realizadas entre la prestigiosa universidad británica de Oxford, la gigante farmacéutica AstraZeneca y la Fundación Slim, del homónimo multimillonario mexicano. El acuerdo alcanzado por la máxima casa de estudios inglesa, la que es considerada la quinta compañía farmacéutica del orbe, con base también en el Reino Unido, y la entidad filantrópica mexicana – y sin la participación de los gobiernos argentino ni mexicano, contrariamente a lo que se ha intentado hacer creer con múltiples declaraciones hechas por funcionarios en los días recientes –, consistió en asumir el alto riesgo monetario de iniciar anticipadamente la producción de los reactivos necesarios para la fabricación de la vacuna contra la covid-19 en una fábrica de la empresa sudamericana mAbxience, filial del grupo Insud Pharma, y luego terminar el proceso de su envasado en otras instalaciones localizadas en México. 

Aunque la noticia del convenio es muy buena y ha devuelto un poco del tan necesario aliento a los habitantes de la América Latina hispanoparlante, que serían los beneficiados con tal fármaco, la realidad es que la producción adelantada de la vacuna representa un riesgo porque ésta aún se encuentra en su tercera fase de pruebas y, aunque en los dos ensayos previos los resultados fueron positivos y hasta alentadores, todo podría suceder en esta etapa definitoria, incluso que fallara. 

Por otra parte, este ejemplo de asociación nos ilustra de manera muy clara muchos de los eslabones faltantes y de la grave desarticulación existente en nuestro actual sistema mexicano de ciencia, tecnología e innovación. Además, nos recuerda con toda crudeza que seguimos teniendo una muy peligrosa dependencia tecnológica del extranjero. En primer lugar, el anuncio nos recuerda que fueron la Universidad de Oxford y AstraZeneca, las que realizaron la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la inversión necesarios para que la vacuna esté ahora en la posibilidad de convertirse en un producto innovador transferible al mercado mundial de la salud. El segundo aspecto revelador es que será Argentina la que produzca reactivos bioquímicos de altas especificaciones para elaborar a vacuna, mientras que México se encargará sólo de los procesos finales de manufactura, envase y distribución. 

El hecho de que se trate éste, de un producto que se ha convertido en un insumo de vida o muerte – debido a la negación del gobierno federal para liberar dinero para la adquisición de las pruebas moleculares que detecten infectados –, nos ayuda a valorar la vital importancia que la sociedad y gobierno mexicanos tendrían que darle permanentemente a la investigación científica, al desarrollo de tecnología y a la innovación, pues esta es la única manera en que podremos lograr la independencia tecnológica imprescindible para afrontar a las pandemias y demás catástrofes naturales como el asunto de seguridad nacional que son, y no como ahora que, debido al descuido en el que el Estado Mexicano ha tenido desde siempre a estas actividades vitales para el desarrollo y bienestar de la población, hemos quedado a merced de la buena voluntad de una organización filantrópica que caritativamente asumió un cuantioso riesgo financiero a cambio de obtener una probable vacuna.  

Lo anterior, dicho sin aberraciones. 

Twitter: @DrEricRosas 


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Nacional
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