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Trabajo informal a costa de la salud, el daño colateral de la emergencia

“Llegó una señora y me dice ‘deme un agua’, saca su monedero y me dice ‘no lo vea, que Dios lo bendiga’ y me dio 150 por un agua”, así lo relata Jorge Armando, una de las víctimas de los daños colaterales de la pandemia: el desempleo

Miguel García Conejo 

En toda una vida dedicándose al comercio, Jorge Armando nunca pensó tener que bajar la cortina de su Alacena en pleno corazón de Toluca para poder subsistir. Hoy, la pandemia no sólo lo llevó a ese escenario, sino a otro que nunca imaginó: tener que salir a vender sus productos a la calle para llevar alimentos a su casa. 

“Esto va para largo, hay que chambear”, reveló que fue lo primero que pensó tras iniciada la emergencia y esperar 10 días a que la situación mejorara, lapso en el que sus recursos se agotaron. 

“A raíz de esto de la enfermedad, la gente ya no salía; para nosotros bajaron las ventas y pues ya no teníamos entradas para comer, ya nos vimos en la necesidad de cerrar el puesto”. 

Al inicio de la emergencia se sumó la determinación de limitar el tránsito en los portales de la capital, lo que colapsó su economía y ahorros, toda vez que, previo a la emergencia, había invertido todo su capital en la compra de productos para prepararse a lo que hubiera sido el Festiva 2020.   

“Yo dije, esto de la enfermedad va a pasar rápido, pero a raíz de que ya no teníamos que comer, decidí salir a las calles a vender productos embotellados”.  

La necesidad, pero sobretodo las ganas de sacar adelante  a su esposa e hijos, lo llevaron a armarse de coraje, hoy ofertando productos en la calle, hoy en los cruces de Venustiano y Jesús Carranza, pese al riesgo que esto representa, portando solo leyenda sincera “apóyame me quede sin trabajo”. 

“Es complicado porque tengo a dos niños chiquitos, tengo una niña de un año, toma leche especial y la verdad aquí, con lo que vendemos, no salimos”. 

Indica que tras la emergencia buscará reactivar su negocio, si la economía se lo permite, dejándole  un recuerdo imborrable en el corazón, la voz de su hijo diciéndole: “yo te acompaño papá, vamos juntos tenemos que salir adelante”.  

“Si ven a gente como yo, apoyen, realmente no saben porque estamos en las calles, yo estoy aquí porque cerré las cortinas de mi negocio, yo que más quisiera que estar en casa cuidándome por lo de la enfermedad pero no podemos” expresó. 

(Foto: Miguel García Conejo) 


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