El ejercicio en casa, así como en un gimnasio deben de estar conectados a una nutrición balanceada y correcta, aportando el contenido de nutrientes necesarios, que le permita a cada persona la preservación de su salud. 

Guillermo Guadarrama  

De acuerdo con la nutrióloga Astrid García Orta, especialista de Atención Clínica y Comunitaria que se puede encontrar a través de Facebook, la unión de los hábitos alimenticios con la actividad física ayuda a obtener beneficios significativos para la salud, debido a que mejora la salud mental, fortalece músculos, huesos y articulaciones.  

“Se debe de equilibrar el consumo de energía con actividad física para alcanzar o mantener un peso saludable, recuerda no consumir más energía (kcal) de la que gastas, consumir una variedad de alimentos en cantidades moderadas, combinando los tres grupos (Verduras y frutas, cereales y tubérculos, leguminosas y alimentos de origen animal.), incluye por lo menos 2 porciones de cada grupo en cada comida, por ejemplo media pieza de bistec asado (que equivale aproximadamente a 60 gramos), acompañada de 3 tazas de lechuga picada, una pieza de jitomate rebanado, y media taza de arroz cocido” explico la especialista. 

Informó que no solamente se trata de verse bien a través de la mejora de hábitos alimenticios y de actividad física, sino que también desempeñan un papel relevante para prevenir enfermedades crónicas que deterioran la calidad de vida. 

Entre las enfermedades que se pueden prevenir de acuerdo a una alimentación balanceada y la actividad física se encuentran diabetes mellitus, hipertensión arterial, dislipidemias, síndrome metabólico, hematológicas ( anemias por deficiencia de hierro, anemia perniciosa), óseas (osteoporosis), gastrointestinales (gastritis, úlceras, colitis, estreñimiento, hemorroides, así como desnutrición y obesidad. 

Son embargo es importante señalar que los planes de alimentación, así como las rutinas deben de ser personalizados, de acuerdo a las necesidades, metas e incluso los obstáculos de cada persona. 

“Cada plan de alimentación es personalizado de acuerdo a los gustos del paciente, alergias, intolerancias alimentarias, disponibilidad económica, etc., enfatizando principalmente que la energía que consume cada persona diariamente es diferente a la de las demás personas ya que involucra de manera personal datos como lo son; peso actual, estatura, edad, actividad física o ejercicio que realiza”, explicó Astrid García en entrevista para este medio. 

La generalización de dietas y planes alimenticios pueden no generar la obtención de la meta de los interesados ya que derivado de las actividades e incluso la forma del cuerpo pueden incluso afectar a la persona. 

“Tomando en cuenta su gasto energético total y de acuerdo a los objetivos establecidos por el paciente se adapta su plan de alimentación con la adecuada distribución energética; hidratos de carbono (50-60%), lípidos (20-25%) y proteínas(15-20%), mencionando que varia de acuerdo a cada paciente, resaltando así la importancia del tratamiento integral; médico, nutriólogo y psicólogo, dependiendo del diagnostico establecido para lograr una mayor adherencia al plan de alimentación y así mejorar su calidad de vida”. 

(Foto: Web)