La situación de emergencia por el COVID-19 ha orillado a los artesanos zapateros a cambiar de oficio por el momento, hoy en día se dedican a fabricar cubrebocas. En San Mateo Atenco existen alrededor de 900 talleres zapateros que hoy están en quiebra. 

Miguel García Conejo 

Para Diego Pichardo, el cambio ha sido difícil y ha significado no sólo un giro en la rutina, sino también un impacto económico. 

“Nosotros tenemos el trabajo gracias a don Toris, que ha sido mi patrón desde que estábamos en la elaboración del calzado y ahora que estamos elaborando los cubrebocas. Ya con la práctica adaptarse no es difícil, pero es un cambio a trabajar lo que es materiales de piel y ahora textiles, pero mientras haya trabajo, aquí seguimos”. 

Señaló que están dedicados a aprovechar las oportunidades que se presentan, ya que por la crisis del COVID-19 mucha gente ha perdido su empleo. 

Los cubrebocas en San Mateo Atenco son realizados manualmente y con estrictos filtros de higiene para evitar llenar las telas de virus y patógenos. 

Por su parte, Felipe Martínez, uno de los dueños de la marca zapatera D’Anzal, que se convirtió hace cinco semanas a este nuevo mercado, lamentó que el coronavirus humano ha pegado significativamente en las ventas, por lo que muchos despidos fueron inevitables. 

“Al señor Toribio Salazar se lo ocurrió la idea de hacer cubrebocas. Nosotros decidimos cerrar y tratar de solventar los gastos de los trabajadores lo más que pudiéramos, somos más de 600 socios en las dos Cámaras de Zapato, que son Plaza Azul y Plaza Naranja, mucha gente se sigue aferrando a abrir las plazas aunque nos insultan, pero de ahí vive mucha gente, hay familias enteras que dependen de que se venda un par de zapatos”. 

Señaló que hoy la invitación no es a las personas a que acudan a comprar, sino a entes como los gobiernos municipales y el del estado para que les compren los cubrebocas que están confeccionando a precios económicos y esterilizados. 

“No tenemos nada claro, no sabemos qué vamos a hacer, estamos a expensas del tiempo que nos dure esto, sabemos que es temporal, esperamos que sea muy poco, pero después de que acabe lo del cubrebocas literal no sabemos qué va a pasar con nosotros, la gente no va a tener dinero para comprar un par de zapatos, vamos con el día”. 

Cabe señalar que esta iniciativa le da empleo a 20 talleres zapateros en los que trabajan 50 familias, además de que regalan el material a los médicos y personal de salud del Valle de Toluca. 

Foto: Redes