2020-02-24-la-onda-plana-16

La Onda Plana 42

Cae más pronto un hablador 

Inclusive desde antes de que la actual administración tomara posesión de sus encargos, el discurso culpando al pasado fue puesto a funcionar como un escudo liberador de toda responsabilidad ante la nula alineación de sus ideas que seguramente sabían que tendrían al incluir en el gabinete a perfiles tan disímbolos. Desde ese momento María Elena Álvarez-Buylla Roces, la persona a quien el presidente de la república designó para dirigir al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de México, el CONACyT, salió envalentonada ante los medios de comunicación a declarar a diestra y siniestra que el nuevo gobierno sí apoyaría a la investigación científica y al desarrollo tecnológico en nuestro país, como nunca antes lo habían hecho sus antecesores. Álvarez-Buylla vociferó en cada oportunidad en contra de todos sus predecesores – en conjunto – al frente del CONACyT, tratando de imitar la postura oficial de su jefe, el presidente. Les acusó de haber entregado el sistema de ciencia, tecnología e innovación de México – que desde mi punto de vista es inexistente –, a transnacionales a las que etiquetó también como enemigos y depredadores de nuestro talento. En más de una oportunidad sugirió que las administraciones previas habían destinado recursos públicos para beneficiar a unos cuantos favorecidos entre la iniciativa privada. 

Eric Rosas 

Pero cae más pronto un hablador y a finales de la semana pasada, el jefe del gabinete para el fomento, inversiones y crecimiento económico de la presidencia de la república, Alfonso Romo, exhibió en unos pocos minutos la oquedad del discurso y lo insulso de las promesas de la directora general del CONACyT. Romo declaró en la oportunidad que le brindó el Foro de Fondos de Inversión 2020, que esta administración federal – que durante meses se empecinó en elevar hasta el infinito las expectativas, en cuanto al apoyo sin parangón que brindaría la ciencia, la tecnología y la innovación –, que no invertiría en este sector porque, según él, el sector público no tiene recursos y sí otras prioridades. Pero no se detuvo ahí, sino que además enfatizó que él piensa que: “No hay recursos que alcancen para investigación básica.” Y que él prefiere “…comprar tecnologías ya probadas – digamos, de esas que Álvarez-Buylla ha adjetivado peyorativamente como “producto de la ciencia y tecnología neoliberal”, como si tal aberración existiese –, que desarrollar nuevas.”, pero que – le recuerdo a Romo – estas sí serían propias. Romo ejemplificó a la productividad alimentaria como una necesidad que, según él, tiene mayor prioridad que el avance científico y el desarrollo tecnológico. Lo que sin duda llama la atención por cuanto a que sus empresas precisamente usufructúan de ese sector, el agroalimentario. Y esto no puede soslayarse dado que, repito, Álvarez-Buylla ha acusado, sin probar, que las administraciones precedentes entregaron ilícitamente el dinero público a algunas cuantas transnacionales a través de programas del CONACyT como el Programa de Estímulos a la Innovación. 

Con las desafortunadas declaraciones de Romo, queda muy claro que en lo que respecta al apoyo a la ciencia, la tecnología y la innovación, la administración encabezada por Andrés Manuel López Obrador actuará exactamente igual a como lo han hecho sus predecesores, que nunca han podido sobrepasar el 0.6 % del producto interno bruto en inversión en este sector, que resulta muy inferior al mínimo recomendado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.   

 Sin duda Lo anterior, dicho sin aberraciones. 

e.rosas@prodigy.net.mx 
Twitter: @DrEricRosas 

Foto: Redes


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Nacional
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