Sic México creatus est
Al margen de lo que nos entregue el censo general de vivienda que se realizará este año, la estimación más reciente de la población de México ronda ya los 129 millones de personas, superando así al Japón por más de dos millones y colocándonos ya como la décima nación más pobladas del planeta.
Existen simulaciones estadísticas que predicen que para el 2050 habremos más de 155 millones de mexicanos y aunque probablemente para ese entonces México podría caer al décimo primer puesto entre los países más populosos del orbe, aún seguirá ocupando un lugar muy importante entre las sociedades y economías que se enfilarán a la segunda mitad del siglo XXI.
Para esa década serán los actuales adolescentes mexicanos, quienes ahora cursan la escuela secundaria, los que a sus cuarenta y tantos años, conformarán el segmento más ancho de la pirámide poblacional mexicana.
Por esta razón nuestros actuales púberos tendrán sobre sus hombros el desarrollo de ese futuro México y quizá por ese solo motivo es que deberíamos asegurarnos que esta generación se prepare adecuadamente para tan retadora empresa, pues de no hacerlo, el inexorable paso del tiempo les pondrá contra la pared cuando la senectud les alcance y la pirámide demográfica invertida del 2080 les ubique en el grueso de una sociedad envejecida y carente de fuerza laboral joven y capacitada.
Dentro de treinta años se espera que los más de 1 660 millones de indios, desbanquen a los 1 360 millones de chinos, como la principal concentración de nacionales en el mundo.
Los más de 389 millones de estadounidenses cederían su tercer peldaño a los casi 411 millones de nigerianos. Y, si las proyecciones resultan acertadas, los otros países con mayor población del mundo serán: Indonesia, Pakistán, Brasil, Bangladesh, República Democrática del Congo, Etiopía y México.
De estos once países de los que se espera que alberguen a las mayores concentraciones humanas para mediados de este siglo, sólo Estados Unidos de América, China e India son actualmente economías poderosas y con perspectivas de crecimiento sostenido a mediano y largo plazos.
Estos tres países también poseen una sólida base educativa orientada a la ciencia y a la tecnología, en la que sustentan sus desarrollos y crecimientos. Es difícil pensar que una tradición que durante décadas o incluso siglos, les ha entregado magníficos resultados, vaya a ser abandonada por algún gobierno futuro de estos países, con lo que seguramente será ese trío hegemónico el que marcará el derrotero de la humanidad.
Pero estos tres gigantes tendrán en compañía a otras ocho monumentales concentraciones de individuos. Para algunos de estos acompañantes podríamos vaticinar que verán ahondados sus problemas, pues son sociedades que carecen de los cimientos mínimos necesarios para abrevar del conocimiento científico y beneficiarse colectivamente del desarrollo tecnológico.
Sin embargo, hay otro grupo en el que se podrían incluir a Brasil, Indonesia o México, o los tres, cuyos gobiernos tienen ahora la posibilidad de enfilar a sus jóvenes hacia un futuro brillante, en el que la ciencia y la tecnología sirva como el eje motor del bienestar para sus poblaciones. Para nuestra nación y el gobierno en turno, este es el momento crítico en el que debemos decidir cómo queremos que sea creado el México del futuro, y actuar ya, acercando a nuestros adolescentes a la ciencia y a la tecnología.
Lo anterior, dicho sin aberraciones.
Twitter: @DrEricRosas
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