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Familia y Sociedad 15

Eduquemos para la paz…… 

Muy buen día, estimado(a) lector(a)!!!… Me es grato saludarle, deseando lo mejor para usted y su apreciable familia. Le agradezco el favor del tiempo y espacio que en su agenda dedica a la lectura de la presente columna que, en complemento del tema de la semana pasada, versará sobre la necesidad de aprender a construir la paz desde la familia.  

Laura Barreal Danel 

He leído que, educar para la paz es propiciar el desarrollo de habilidades y la adquisición de herramientas que permitan a las personas y a los pueblos convivir de forma pacíficao lo que es lo mismo, vivir sin violencia.  Éste proceso lleva implícito la asimilación de valores como justicia social, igualdad, cooperación, solidaridad, respeto y autonomía. 

Es una realidad que todos queremos la paz y no la guerra. Sin embargo perdemos de vista que, para que una sociedad logre una vida en paz, se requiere una educación previa para la paz que coloque una base sólida a través de una verdadera “formación” ética y moral, a través de la educación en valores,  cimiento sobre el cual se logrará construir la paz como una forma de vida y de relación, inicialmente con nosotros mismos, para luego conseguir relaciones humanas pacíficas, respetuosas y agradables. 

Me voy a permitir citar a la Dra. Ainhoa Manzano Fernández y al Dr. Juan Luis Martín Ayala, quienes definen a la paz como un espacio de encuentro y un tiempo de relaciones humanas agradables. Ni es sólo ausencia de guerra, ni significa ausencia de conflictos. 

En éste sentido me gustaría acotar que el “conflicto”  forma parte de nuestra vida y definitivamente no podremos evitarlo pero, con una educación basada en la libertad, el respeto hacia uno mismo y hacia los demás, la igualdad y la justicia, se cuenta con las bases para desarrollar la capacidad de resolución de conflictos.   

La violencia es una triste realidad que se vive en todas partes y que, de una o de otra forma, nos está afectando a todos. Es cierto que la violencia ha existido siempre, sin embargo en la actualidad, se está presentando un riesgo muy grande que consiste en que nos estamos acostumbrando a ella y comenzamos a aceptarla como algo inexorable. Esto lo podemos apreciar en las películas y series de televisión en las cuales es casi inusitado encontrar alguna en la cual no hagan su aparición las armas, la cruda violencia, el sexo deliberado. 

Muy importante tener presente que la persona humana no ha sido creada para la guerra o para la violencia. Hemos sido creados para el amor, para la paz… No obstante, la paz se construye desde el corazón de cada persona, el cual requiere la experiencia del amor incondicional para poder sentirla… La construcción de la paz requiere esfuerzo, trabajo personal, convicción que brote del corazón y la responsabilidad de sembrar la paz en el corazón de los niños es de los padres de familia ya que, es ahí en el núcleo familiar donde se “aprende a vivir”… Es la experiencia familiar la que, en la vida del adulto tendrá mayor peso para su desempeño. 

Educar la voluntad en los hijos sería un primer paso, a fin de que ellos logren aprender a esforzarse y  autodominarse, obteniendo así el aprendizaje de entonces pensar en los demás”, “aprehendiendo” así la virtud de la generosidad…. Desde luego, es necesario que los padres sean “exigentes”, de la mano de la comprensión y del respeto hacia la dignidad del hijo(a), sólo así el niño logrará comprender y respetar la dignidad y el valor de las otras personas.  

Sintiendose respetados en su propio valor y dignidad, a partir del trato respetuoso de sus padres, desarrollarán la capacidad de sentir respeto por las otras personas, así como de los objetos de otros, cultivando la costumbre de no tomar cosas que no son de ellos.  

En lo personal, recuerdo que en mi niñez, mis padres y abuelos con frecuencia me repetían “no faltes al respeto a las personas”… “si encuentras algo que no es tuyo, busca la forma de devolverlo y si, por alguna razón lo has estropeado habrá que reponerlo”. 

Gastón Courtois ha dicho que la cortesía “es hija del respeto al prójimo y hermana de la caridad”.  Es claro que quien es cortés, sabrá que no es el centro del mundo, es una persona que piensa en los demás y en sus sentimientos. El dominio de sí mismo va de la mano con la cortesía. 

Cultivar el orden en la vida familiar también es de suma importancia ya que, proporciona equilibrio y armonía, dando seguridad a los hijos y ellos aprenden a tener disciplina.  

Lo importante es que, en la experiencia familiar los niños adquieran habilidades que les permitan construir la paz en su vida y llevarla donde ellos se encuentren y de ésta manera, muy seguramente en su vida adulta serán capaces de lograr relaciones sanas y agradables, que contribuyan a edificar una sociedad y un mundo pacífico y armonioso, logrando hacer de la paz verdaderos espacios de encuentros y tiempos de relaciones humanas placenteras y fecundas.  

                                                                                                   Y…..Hasta la próxima, querido(a) lector(a)!! 

                                                                                          Nos encontramos en orientafam.lbd@gmail.com          

(Foto: Sunyu -Unsplash)                                                                               


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