Corazón Vagabundo ^® 

Soñé en sombras contando ovejas, asfixiado en agua salada, había miradas hinchadas, perdidas en un quizá, que nunca fue. Entre papeles, fotos y letras, fui viendo que las promesas si no se vuelven verbo son basura inflamable, leña verde que se retorna en ceniza sin provocar calor. 

Daniel Cortez 

Hace tiempo pensé en lapidar cada segundo del tiempo, donde el altar no tenía luz, ni día, solo traiciones, secretos, mentiras, varios personajes principales en la historia, siendo yo, sombra y antagonista. 

Fue por eso que una noche teñí todo de tinta roja, los demás colores no tenían lugar en esta extraña venganza, símbolo a signo, fui desarrollando la historia, donde no aparecía su nombre, reescribí con dolo las noches del destierro cuando cambió la oscuridad por un claro azul, lo sé, los poetas siempre tendemos a repetirnos en noches de luna, y esta noche la magia no alcanzó. 

Mientras mataba la historia que nunca pasó… acribillé con puntos finales las promesas que versos atrás eran polvo, en el llanto limpié mis manos, el bolígrafo asesino se quedo con las huellas para perpetuar el hecho, los recuerdos eran fantasías que la realidad nunca cumplió… 

Hace ya un tiempo de ello, mis letras homicidas han extraviado la sensibilidad, mis ojos dejaron de brillar, he perdido el tacto y hoy hago historias de ciudad donde la nostalgia es la premisa, olvido abrir los ojos, el sentimiento…, solo me dedico a pensar en lo absurdo y lo cotidiano de mi gris argumento. 

Fiel a lo que soy recorro el sueño furtivo de musas que aparecen en las noches de copas y pesadillas, de donde no quieren salir por no quedarse solas. Pese a la tenebrosidad que le pertenece a un sombrío felino, no descubro una manera diferente de ser en este corazón vagabundo de sueños olvidados, irremediablemente me volví un pensador de sangre caliente, es simple, perezco y emerjo todos los días de mi infierno siguiendo los sentimientos de un gato solitario, que aún observa la luna y en su sonrisa es feliz. 

(Foto: Redes)