Resurgiendo de la edificación hecha en conmemoración del centenario de la Independencia de la Nación, el Mercado 16 de septiembre, el cual fue de 1933 a 1975 uno de los centros comerciales más concurridos de la ciudad de Toluca, nace la creación del Hombre Sol que resguarda a más de 400 especies de plantas de todo el mundo, con pinceladas y corazonadas excepcionales del artista mexiquense Leopoldo Flores y dando la bienvenida a todos los que lo visitan desde hace 40 años a través de un magnífico abrazo lleno de fulgor.
Aranxa Solleiro
Durante un año, el artista mexiquense diseñó y plasmó en bocetos lo que su corazón y creatividad le marcaron, creando así una de las más extraordinarias obras de arte no solo de la capital mexiquense sino del país, al ser reconocido como un edificio único en el mundo.
Con la ayuda de 70 artesanos provenientes del Municipio de Lerma en el Estado de México, durante tres años se llevó a cabo la colocación de los vitrales, dando paso el 5 de julio de 1980 cuando se dio por inaugurado el recinto por el presidente José López Portillo en compañía del gobernador Jorge Jímenez Cantú.
70 módulos conforman al Cosmovitral, dando un aproximado de 300 metros cuadrados, haciéndolo el más grande del mundo. Lo que sostiene a los más de 500 mil fragmentos de vidrio se compone de: 45 toneladas de vidrio soplado, 75 toneladas de estructura metálica y 25 toneladas de cañuelas de plomo.
Estos, son conformados por 28 colores distintos. El 20 % de ellos proviene de México y el 80 % restante de países como: Francia, Italia, Checoslovaquia, Hungría, Alemania, Bélgica, España, Japón, Canadá y Estados Unidos de América.
El nombre del recinto (Cosmovitral), surge de la creatividad de Leopoldo Flores al tratar de reflejar la idea del hombre y su relación con el universo. Es la leyenda y evolución del humano, donde todo se encuentra relacionado e integrado en un ciclo cósmico sin un fin.
Las partes del espacio, por otra parte, están formadas de la siguiente manera:
Al fondo se encuentra el inicio, con la representación del “Andrómeda”. En el centro de este se encuentra reflejado un movimiento en espiral, donde se localizan el hombre y la mujer. En medio de los dos se encuentra un núcleo en forma de huevo que simboliza la creación. En el vientre de la mujer, se puede ver otro núcleo que representa la creación del hombre.
A la derecha de “Andrómeda” se halla la “Nebulosa de Trifida”, parecida a un ave que despliega sus alas multicolores tomando vuelo. La nebulosa, genera un movimiento hacia el sur donde encuentra representado el día, la vida y la luz en colores vivos, intensos y cálidos. Las aves representadas, terminan convirtiéndose en un águila, la cual simboliza libertad, fuerza y altura.
Al seguir con el surgimiento del águila, se da la aparición de hombres y mujeres pájaro, representando su libertad y evolución y dando paso a una nueva vida. El vuelo de estos es ondulatorio porque luchan por superarse, por alcanzar sus deseos de conseguir la luz del conocimiento, la verdad y la vida.
Posterior a la unión de los hombres pájaro con la mujer, se representa al Hombre Sol, surgiendo como fuente de vida y energía, un hombre que crea, construye, piensa, realiza y permanece con firmeza. Este, eleva sus brazos hacia el infinito y surgen llamaradas de pensamiento, conocimiento, ideas creativas y sabiduría. Asimismo, surgen llamaradas de su corazón, porque representa la fuerza de voluntad, los pensamientos y el amor.
Continuando con la secuencia, se percibe a los hombres pájaro descendiendo con rostros de angustia, desesperación, inseguridad y derrota. El día tiende a morir y la noche a surgir, dando paso al aparecimiento de un búho que envuelve al día y la noche, ya que el día se acaba, se achica, se reduce y se repliega la defensiva para enseguida caer derrotado. El día cae muerto y observa al hombre vencido, decadente y humillado. El águila se encuentra muerta sobre él. Triunfa la noche, los tonos obscuros se empiezan a intensificar y acaban con la luz, surgen las tinieblas y aparecen hombres en la oscuridad; la oscuridad aliada con las aves nocturnas que tratan de capturar a la luz y a los hombres que intentan levantarse, escapar pero los captura y los domina.
El hombre se encuentra atrapado en su propia cárcel, es preso de la maldad, de sus bajos instintos, de sus propias pasiones. Es la parte obscura y negativa del ser humano. La noche y las tinieblas van tomando fuerza, van creciendo y se van intensificado en vuelo triunfal que toma forma de búho, desvaneciéndose en la luz y constelación de Orión. De esta forma un nuevo día comienza y el ciclo se completa y repite.
Finalmente, las estrellas reflejadas en el cielo, representan a los signos zodiacales, que dirigen al cordón umbilical de la mujer de Orión y el Hombre Sol fluye en esperma cósmico convertido en aves que forman estrellas y constelaciones en busca del ovulo, uniéndose en el centro para dar paso a la creación del hombre, el cual se encuentra en posición fetal y observa desde lo alto, lo que está en la tierra.
El recinto es indudablemente un espacio de arte y veneración a la naturaleza humana y terrenal, y por fortuna, es uno de los símbolos de mayor identidad de la sociedad toluqueña.
(Foto: Screenshot )
