Por Lucio Ramírez Medina*
Los hábitos, bueno o malos, que vamos adoptando en la vida es lo que nos va marcando en cada etapa de nuestras vida, y así lo reflejamos en los éxitos o fracasos; en la calidad de vida; en la eficiencia o limitaciones de lo que emprendemos, porque se trata de conductas adquiridas a través de impactos publicitarios, e imitadas inconscientemente hasta que las convertimos en hábitos.
Si analizamos nuestros comportamientos, la forma en que vestimos, las palabras y expresiones que vamos incorporando a nuestro lenguaje, lo que comemos o bebemos; los sitios que buscamos para divertirnos, nos daremos cuenta que en un gran porcentaje son producto del efecto publicitario de personajes y marcas comerciales que imponen tendencias en la sociedad, pero sobre todo del diseño y la carga emocional que buscan los publicistas en una sociedad de alto consumo.
Es cierto que costumbres, educación, influencia de amistades también influyen en los comportamientos, pero al estar inmersos en una era tecnológica tan invasiva como la digital, el impacto publicitario es lo que más nos va determinando a pensar, decidir, comprar, expresar y compartir emociones y sentimientos en la red.
El hecho es que los comportamientos sociales obedecen cada vez más a conductas masivas, que a decisiones individuales, así se trate de lo más extravagante, ridículo o hasta nocivo que jamás pensamos que podíamos llegar a realizar, porque simplemente estamos respondiendo a estímulos publicitarios que nos bombardean la mente a través de nuestros cinco sentidos las 24 horas.
La publicidad tradicional tenía sus secciones definidas y tomábamos mayor conciencia de ella, pero ahora la publicidad es subliminal, permea nuestra lectura, los momentos de diversión, de trabajo y de creatividad, porque la comunicación digital nos asalta a cada instante de nuestra existencia, no hay forma de evadirla.
El efecto publicitario intensivo en nuestras mentes es lo que actualmente nos hace violentos y agresivos, como mecanismo de defensa al alto consumo de escenas de ataques, represión, amenazas, muertes con que alimentamos la mente.
Las ciencias del comportamiento definen que construir en el ser humano una conducta repetida regularmente, se le denomina hábito al estímulo y recompensa.
*Licenciado y Maestro en Periodismo
lurame_3@hotmail.com @luciorm
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