2022-01-23-la-onda-plana-96

La Onda Plana 123

Eric Rosas

¡Aguas con el metano!

La semana pasada dieron inicio los foros de parlamento abierto que durante un mes estará organizando la Junta de Coordinación Política (JUCOPO) de la LXV Legislatura en la Cámara de Diputados Federal. Según se ha comunicado, tal ejercicio busca que se discutan amplia y profundamente las distintas aristas con que cuenta la iniciativa sometida hace algunos meses por parte del titular del Poder Ejecutivo Federal, para modificar algunos artículos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en materia energética. A pesar de que de entrada las modalidades para esta discusión han sido seleccionadas de manera que parezca que las opiniones se encuentran igualmente divididas a favor y en contra, la realidad es que esta propuesta legislativa ha sido contundentemente rechazada por todos los especialistas mexicanos y extranjeros del sector, puesto que obstaculiza el desarrollo de las fuentes limpias de energía; limita la libertad de autogeneración eléctrica; reduce la competitividad en el mercado energético mexicano; favorece la quema de combustibles fósiles y le regresa el monopolio energético de nuestro país a una obsoleta e ineficiente Comisión Federal de Electricidad (CFE), cuyos crecientes pasivos laborales están convertidos en un pesado lastre para nuestras finanzas públicas, de manera idéntica a como sucede con Petróleos Mexicanos.

Luego de una semana de trabajos en los primeros foros de este parlamento abierto, en los que se han atendido reuniones de la JUCOPO, presentaciones ente las Comisiones involucradas en el análisis de esta iniciativa presidencial y debates públicos que han sido transmitidos a través del canal del Congreso de la Unión, lo que hemos presenciado no ha sido distinto a lo que ya se sabía. Por una parte los especialistas exhiben datos comprobables y argumentos técnicamente sólidos, para evidenciar que las distorsiones causadas al mercado energético mexicano serían catastróficas de llegarse a aprobar la propuesta enviada por el presidente de la República, y sus afectaciones medioambientales traerían incontables muertes de mexicanos cada año tan sólo a consecuencia de las enfermedades respiratorias, provocadas por la contaminación atmosférica derivada de los productos del carbono que generan los combustibles fósiles como el combustóleo, el carbón o el gas. Mientras que por la parte oficial se exponen afirmaciones falsas sin el menor recato para avivar los resentimientos contra las prácticas del pasado y despertar al mismo tiempo el fervor nacionalista que permita justificar el costo de una improductiva CFE.

Entre las innumerables falsedades que se han pronunciado en estos primeros foros por parte de quienes han adoptado la defensa de la propuesta oficial, se encuentra el que asegura que las centrales hidroeléctricas no son contaminantes sólo porque funcionan con agua. Tal falacia puede resultar muy convincente para aquellos que desconocen por completo del tema; sin embargo, cada vez más estudios científicos —por ejemplo, los publicados recientemente por el Instituto Catalán de Ciencias del Clima o el Instituto Nacional de Investigaciones Amazónicas— demuestran que las plantas hidroeléctricas generan cuatro veces más gases que contribuyen al efecto invernadero de lo que se suponía antes. Esto se debe a que por mucho tiempo se dejaron de considerar las reacciones físico-químicas que se tienen en las presas, en las que, especialmente en climas tropicales como el de México, se provoca una descomposición más acelerada de la materia orgánica, que no genera bióxido de carbono, sino metano, un gas que contribuye todavía más al efecto invernadero; lo que está haciendo que la generación hidroeléctrica deje de considerarse limpia.

Lo anterior, dicho sin aberraciones.

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Nacional
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