2022-01-17-confesiones-de-turista-91

Confesiones de turista 95

Aranxa Solleiro

El hombre desnudo en invierno 

Con ánimo pardo inician el día, salen crispados y caminan hacia sus labores que con esfuerzo deciden hacer por el bienestar de uno, dos, tres o tal vez más de cuatro millones. El viento marmóreo inyecta sus mejillas y sonríen, como queriendo evadir el sentir.
Son las seis de la mañana en Toluca, los habitantes comienzan el día en un enero -de costumbre- helado, la neblina anuncia la severidad de la lluvia nocturna que arrulló delicada a los mismos danzantes matutinos. Las calles semejan levemente a Galway, Cork, Colonia, Viella o alguna urbe europea.
"Buenos días" triplicado. "Hace mucho frío hoy, se siente más que ayer" dobleteado. Sumergen sus dedos en guantes de antaño y mencionan orgullosos: "por eso me gusta Toluca, por su frío, solo nos falta que nieve". Miran desesperados hacia adelante y se divisa algo espectacularmente blanco, las pupilas se inundan de un agua diversa a la que emana la tristeza.
"Míralo, otra vez está blanco". Empieza a enunciarse posterior a las oraciones anteriores. Se detiene el murmullo, la ciudad incauta espera paciente a que las nubes en la tierra se difuminen para observar la blancura más hermosa de todos los días de inverno: el hombre desnudo, el Xinantécatl.
Más de ocho mil visitantes se registraron el primer fin de semana de enero de 2022, los ocho mil, espero, no solamente presenciaron las primeras vestimentas blanquecinas del fenomenal guardián, sino que olvidaron lo diminuto que es el ser humano ante su belleza.
Uno de los miles de turistas se detuvo, espero paciente y se le oía pronunciar: "pocos volcanes como usted, tienen la dicha de presenciar la vida pausada con dones que lo hacen aún más grande y magnífico: el don del viento, el don del agua, el don de la tierra y el don de los venados, conejos, águilas, halcones y teporingos. Renace al igual que el fénix cada diciembre y enero, porta su mejor traje para que nos acordemos de que lo tenemos, de que somos dichosos de contar con usted y con ello, nos recuerda el cuidado que le debemos", respiró profundo, infló los bronquios de aquel oxígeno gélido y siguió su camino.
Arribaron unos y otros, en cada metro andado, se veía a personas saturadas de oxígeno, pues mostraron síntomas de desvanecimiento, somnolencia y dolores de cabeza que los pusieron pálidos, tanto que se fundian con la nieve.
El oxígeno, la altura, la fauna y los árboles que lo cubren, no son más que un leve suspiro de la naturaleza, de lo que aún se tiene y espera que se conserve, en tanto que los pulmones, las cabezas y las venas, no serían amedrentadas si no tratáramos con malicia a nuestro medio ambiente.
Personas de la entidad, de México y del mundo, visitan a aquel hombre desnudo, lo aprecian, saltan, gritan, se regocijan de él sin saber que año con año se acaba, se debilita y pierde su mejor traje.
Confesiones en: Twitter: @aranx_solleiro, Instagram: @arasolleiro y aranxaas94@gmail.com

(Foto: Aranxa Solleiro)


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Nacional
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