2021-10-11-confesiones-de-turista-79

Confesiones de turista 86

Aranxa Solleiro 

Turismo sexual en México 

Jackelin (13 años) nació en una zona costera del país mexicano, el calor del sol le impregnó en la piel un cafecito tostado que le hacía única. Sus ojos, destellos lunares, se iluminaban como estrellas en el cielo cada que el sol descendía y ella, simplemente brillaba con ellos.  

Su madre, trabajadora de limpieza en una de las empresas de cadenas hoteleras más relevantes del mundo, trabajaba horarios descomunales para darle sustento a ella y a sus dos hermanos, quienes habían nacido tres y cuatro años después de ella.  

Su padre, no se puede nombrar, representa en el pasado diminuto de Jackelin, un oscuro denso, pues, a sus siete años de edad, fue testigo de una violencia inhumana hacia su madre, quien solo escuchaba gritar y llorar dolorosamente a través de las paredes de su habitación, compartida en aquel entonces con uno de sus hermanos.  

Después de aquella tarde de pena y desconsuelo, Jackelin tuvo que pedir ayuda, provocando que su padre fuera capturado por un cuerpo policiaco que rondaba cada noche su calle, sin embargo, aquella acción le heredó el hacerse cargo de sus hermanos, mientras su madre trabajaba para el hotelazo del malecón, ella salía a vender dulces de tamarindo. Le gustaba pararse dos horas frente a las puertas del hotelazo donde laboraba Francisca, su madre, vendiendo casi diario entre 15 a 20 tamarindos.  

Una mañana de junio, cuando las vacaciones de veranos daban inicio, arribaron al malecón dos varones, de una tez nada similar a la de ella, con unos ojos de azul intensificado que distaban notablemente de los destellos de estrella de sus ojos y una estatura que les hacía parecer edificios enormes.  

“¡Tamarindos! Lleve 3 x 20. ¡Lleve tamarindoooos!” Resonaba en las tiendas lujosas que rodean la calle y el hotelazo. Sedienta de gritar y de esperar bajo los rayos solares, colocó la canasta de tamarindos en una banqueta, se sentó a tomarse una botella de agua que cada mañana le deja en la mesa su madre, cuando por detrás, a sus espaldas, cual acto cobarde, la abrazaron aquellos dos sujetos, la arrebataron del suelo como diente de león en el césped y Jackelin se sumó a la lista de niñas desaparecidas.  

Ella, junto con un interminable directorio de nombres femeninos, conforma a las niñas que son privadas de su libertad para ser capturadas por grupos de trata de personas, las cuales en sitios como aquel, son prostituidas para satisfacción del varón que, de proveniencia nacional o internacional, llegan a este tipo de destinos para tener relaciones sexuales con ellas.  

En México, la penalización de dichos actos es escasamente accionada, por lo que se presenta ante sus ojos, como uno de los destinos ideales para visitar, situación que ha colocado al país como el segundo en el mundo regido bajo la tendencia de turismo sexual infantil.  

Sitios como: Acapulco, Cancún, Playa del Carmen, Puerto Vallarta, Tijuana y Los Cabos, son tan solo algunos de los destinos top que desarrollan este tipo de turismo, dañando en su totalidad a las víctimas y a sus familias.  

De acuerdo a cifras dadas por la Senadora de la República, Veronica Delgadillo García en el presente año, en el país existen alrededor de 20 mil niños que padecen este tipo de delito, así como acciones de prostitución, siendo aspectos nulos o escasamente denunciados por temor a sufrir represalias de parte de agresores.  

En la semana del Día Internacional de la Niña, el cual se celebra el día 11 de octubre desde el 19 de septiembre de 2011, gracias a la declaratoria de la Organización de las Naciones Unidas, las niñas siguen siendo un cuerpo dañado, no solo de manera física, sino mental. La falta de oportunidades e indefensión hacía sus denuncias y necesidades, causa una vulnerabilidad constante en ellas, impidiendo un desarrollo social, profesional y sentimental adecuado.  

El turismo, por consiguiente, resulta un espejo más de actos deleznables que provocan una perspectiva negativa sobre sus beneficios y objetivos. El turismo y sus mal creadas tendencias, asocian ideas erróneas de lo que sería incentivar un apoyo y soporte para el bien vivir de las personas que integran un espacio. Ante ello solamente existe una solución: la atención inmediata de parte de autoridades y la erradicación, así como penalización de aquellos que auspician a que este tipo de turismo se lleve a cabo, incluidos -sobre todo- a quienes se autonombran “prestadores de servicios”.  

¡Ya basta! 

Confesiones en: Twitter: @aranx_solleiro, Instagram: @arasolleiro y aranxaas94@gmail.com 

(Foto: Aranxa Solleiro) 


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Nacional
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