Miguel García Conejo
Este domingo se cumplieron siete años de la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, Guerrero. Hoy, como en 2014, la exigencia es la misma: justicia. Lejano ese día como la llegada de paz para las víctimas, una de ellas ligada al municipio mexiquense de Tenancingo, al sur del Estado de México.
Julio César Mondragón Fontes es nombre del único mexiquense víctima de aquella emboscada, su caso como el de los 43 sigue sin encontrar respuestas para los suyos. Si bien su nombre no está en el registro de los normalistas desaparecidos (se sabe cómo murió y dónde) es una de las víctimas trágicas de aquella noche.
En entrevista, Cuitlahuac Mondragón, tío de Julio reprocha la falta de respuestas, lo que es claro, lamenta, es que los responsables siguen sin pagar por lo que hicieron dejando una herida abierta y sin cerrar para toda su familia en su caso para el hijo de mi hermana Afrodita.
“Después de tanto tiempo se ve que hubo un antes, porque hubo movimientos raros, tal parecía que había un objetivo específico. Nosotros hemos tenido acceso tanto al expediente de Julio César como de los 43 y, en realidad, no hay modificaciones, si acaso, cambia el enfoque y la forma pero en esencia es muy parecida. En lo personal, no le veo un giro”, expone.
Reconoce como una afrenta para las víctimas la denominada “verdad histórica” impuesta por la pasada administración federal en la que se señaló a que los jóvenes normalistas habían sido incinerados en el basurero de Cocula, Guerrero
“Muchos de los que han caído fueron por tortura y no estoy diciendo que son inocentes ni eximiéndolos de la participación, sin embargo, después de siete años debieron haber buscado los mecanismos para aclarar esto.
En el caso de su sobrino, acusa, tampoco hay avances sustanciales en la investigación.
“Tuvimos una reunión hace un mes, esperaba que ya nos tuvieran más información y pues hay que decirlo, en ese sentido, no hay ningún avance específico en el caso de Julio César Mondragón Fontes”, reclama.
Julio César fue uno de los normalistas de Ayotzinapa. Antes de la tragedia le relató a su novia a través de llamadas y mensajes lo que pasaba. Detalló su salida de la Normal Isidro Burgos a Iguala; su llegada a la terminal de autobuses, fue uno de los jóvenes a bordo de la unidad de la línea Costa Line 2012, estuvo en el momento de ataque inicial. Ese día fue encontrado sin vida. Le decían “El Chilango”.
(Foto: archivo)
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